"No es razonable comprar fierros... el principal problema es la mala calidad de la educación pública"

06 de Junio de 2014
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A continuación, la entrevista completa al Rector Víctor Pérez Vera, publicada por el diario La Segunda el viernes 6 de junio.

Completamente de acuerdo con la urgencia de la reforma educacional, pero crítico de la forma en que se están dando los énfasis sobre ella está el rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez.

El ingeniero —quien asumió el liderazgo de esa casa de estudios hace 8 años y en una semana más entregará la rectoría a Ennio Vivaldi— tiene una cercanía especial con el tema educativo: es hijo, nieto y sobrino de profesores primarios. Pero, además, es esposo y padre de educadoras de párvulos.

Por eso, dice, la reforma educacional le preocupa tanto.

—¿Qué le parece el primer proyecto enviado por el Gobierno (fin al lucro, al copago y a la selección)?

—La Presidenta Bachelet cumplió su promesa de poner la educación en el centro del Estado. Me parece positivo que el país esté debatiendo sobre cómo mejorar la educación, pero creo que la reforma tributaria tiene que ser invertida en los niños más pobres, no en comprar fierros de privados, como dijo textualmente el ministro Eyzaguirre.

Y luego agrega: “No es razonable que estemos hablando de comprar ladrillos en miles de millones de dólares, de cómo funcionan los colegios subvencionados y de cómo ingresan los niños a ellos, cuando el principal problema de Chile es la mala calidad de su educación pública, producto del proceso privatizador”.

Pérez enfatiza: “No olvidemos que a esa educación pública están obligados a ir los niños más vulnerables del país, es ahí donde está la raíz de la injusticia e inequidad. Por lo mismo, creo que lo primero es poner todos los recursos y energías en esos colegios públicos, en esos niños y sus profesores. Ojalá el problema de Chile fueran los colegios subvencionados, porque sería mucho más fácil de solucionar”.

“Los diagnósticos ya están”


—¿Qué impresión tiene, hasta ahora, del ministro Eyzaguirre?

—En estos tres meses, el ministro ha hecho un esfuerzo por conversar con muchos sectores, pero los diagnósticos ya están y ahora tiene que acelerar para resolver el problema de la mala calidad de la educación de los colegios públicos. Si no se hace eso, la reforma educacional será un fracaso y un engaño a las familias más vulnerables del país, porque no se logrará reducir la injusticia y la desigualdad.

El rector destaca que “es importante entender que el país está haciendo un enorme esfuerzo con la reforma tributaria y que los dineros deben ser invertidos en los más pobres y en quienes tienen sus derechos vulnerados y no gastados en quienes tienen más comodidades. Chile no puede darse el lujo de fracasar en su reforma educacional, porque eso implicaría enormes costos políticos, sociales y económicos.

—¿Qué echa de menos en los anuncios sobre la reforma?

—El tema fundamental: la formación de profesores. Con un décimo de los 5.000 millones de dólares que Hacienda dice que se gastaría en comprar fierros, se financia la propuesta que he hecho para una Iniciativa Bicentenario de 500 millones de dólares en diez años para que unas cinco universidades con exigentes convenios de desempeño consoliden sus facultades de educación para la formación inicial y el desarrollo de profesores. Y además permite realizar investigación en educación, según estándares internacionales, porque es en aula y no en los fierros donde se va a mejorar la calidad y equidad de la educación pública, respetando, dignificando y confiando en los profesores.

De hecho, admite, le duele “no haber logrado aprobar en las instancias internas (de la universidad) la creación de una Facultad de Educación de nivel internacional, algo que todo el país espera y resiente de su mejor universidad pública”.

En sus ocho años de rectoría le tocó enfrentar varios conflictos, desde extensas tomas estudiantiles hasta críticas internas. Pero, a su juicio, lo más difícil de todo el período fue “enfrentar los poderes fácticos, los intereses creados y el lobby oscuro, responsables de la creciente privatización de la educación superior pública que rechazaba nuestra propuesta de un nuevo trato entre el Estado y las universidades estatales, el que finalmente después de 8 años fue incorporado sin letra chica ni sujeto a interpretaciones acomodaticias en el programa de la Presidenta Bachelet”.

—¿En qué estado deja usted la universidad?

—Si de eficiencia se trata, la universidad tiene un presupuesto anual de mil millones de dólares y el Estado le aporta de manera directa menos del 8%, en investigación es la primera en número de artículos internacionales y de proyectos concursables y aloja a más del 50% de los centros nacionales de excelencia. A la vez, fuimos capaces de terminar con la deuda de arrastre central que era de $31 mil millones y dejamos a la universidad con un fondo de inversión de 285 millones de dólares durante los próximos 10 años.

Jéssica Henríquez D.

Viernes 6 de junio de 2014


Fuente: Comunicaciones CIAE

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