Especialistas analizaron desbalance entre uso formativo de resultados SIMCE y excesiva responsabilización

24 de Julio de 2014
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El uso exacerbado de los resultados SIMCE para la rendición de cuentas con consecuencias negativas para el establecimiento mal evaluado, en contraste con el escaso uso con fines de mejora pedagógica al interior del aula, fue el diagnóstico de los especialistas que participaron en el seminario “Educación de calidad: ¿Cómo la estamos midiendo?", organizado por el centro de Políticas Públicas de la UC.

Demasiado énfasis en las mediciones y un deficiente apoyo a los profesores y establecimientos para mejorar sus procesos pedagógicos y superar sus carencias, fue parte del diagnóstico del panel de expertos que participó en el seminario "Educación de calidad: ¿Cómo la estamos midiendo?", parte del Ciclo de Seminarios "Educación de calidad: ¿Qué camino seguir?" y que fue organizado por el Centro de Políticas Públicas de la UC.

El encuentro se desarrolló el martes 22 de julio en el Aula Magna del Centro de Extensión UC y contó con las intervenciones de Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas UC; Jorge Manzi, director del Centro de Medición MIDE UC; Lorena Meckes, coordinadora de proyectos de transferencia del CEPPE; Beatrice Ávalos, investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile; y Bárbara Eyzaguirre, asesora del Directorio de la Fundación Astoreca y ex coordinadora de Estándares del Ministerio de Educación durante la pasada administración.  La discusión fue moderada por Gabriel Gutiérrez, subdirector de Investigación Aplicada del Centro de Políticas Públicas UC.

Durante su intervención, la recién nombrada responsable del equipo de trabajo que propondrá mejoras al sistema de medición de calidad de la educación Lorena Meckes cuestionó que no se aproveche la evaluación para desarrollar las capacidades docentes y entregar mayor reconocimiento a esa profesión.

“Existe una diferencia entre el uso formativo de los resultados de la evaluación y la rendición de cuentas.  Y en nuestro país ha habido mayor énfasis en el uso con miras a la rendición de cuentas de los establecimientos, ya que predomina su uso para responsabilizar a las escuelas en vez de mejorar el trabajo que los profesores desarrollan al interior de la sala de clases” indicó Lorena Meckes.  

La investigadora agregó que “no existen recursos para usar formativamente las evaluaciones y falta mayor coherencia al sistema.  En Chile tenemos avances, ya no estamos totalmente restringidos al SIMCE, sin embargo, aún se omite la evaluación de la sala de clases que hace el mismo profesor, como parte clave del sistema global de avaluación, y del cual es el último eslabón y parte de la vida cotidiana de los estudiantes.  Y están desconectadas de la evaluación de los docentes y directivos, que no se conciben como parte del mismo sistema de evaluación de las escuelas”.

“Sin duda existen avances liderados por la Agencia de Calidad de la Educación.  Pero todavía es insuficiente la agenda de construcción de capacidades a partir de los resultados de estas mediciones. Este sigue siendo nuestro aspecto más débil” finalizó Meckes.

 

Calidad de la Educación y SIMCE

Jorge Manzi señaló que no existe mucha discrepancia cuando se habla sobre calidad de la educación.  “Queremos una formación integral, que incluya aspectos cognitivos y no cognitivos por igual, como actitudes y habilidades que contribuyan a formar un ciudadano, y que logre compensar las inequidades de origen.  No podemos ser neutrales frente a ellas” señaló.  “Es obvio que ninguna medición de logros puede abarcar adecuadamente aquello.  No puede capturarlo todo” agregó.

“Lo que necesitamos es ir asegurando un razonable equilibrio en cada paso que demos.  Si la ordenación de establecimientos no va acompañada de medidas efectivas, si no hay suficiente apoyo, carecerá de sentido.  Recordemos que en nuestro país existen incluso condiciones materiales y de infraestructura que hacen imposible que todos los establecimientos logren los objetivos” recordó el director de MIDE UC.

Asimismo, en relación a la ley de Aseguramiento de la Calidad, señaló que “Ponemos demasiado empeño en las mediciones, y no el mismo empeño en apoyar a los profesores.  Tenemos que monitorear esto.  Incluso sería preferible partir con una marcha blanca de la ley de Aseguramiento de la Calidad, en vez de amenazar a los establecimientos con el riesgo de desaparecer.

Manzi advirtió que otro factor a considerar es el prestigio y reconocimiento de la profesión docente.  “Existe en nuestro país una especie de disociación: todos decimos que la educación es lo más importante, pero al mismo tiempo, es la profesión que más maltratamos.  Mejorar eso está ciertamente antes que cualquier medición” sentenció.

Beatrice Ávalos expuso, por su parte, que en el concepto de calidad de la educación operan tensiones que fijan la mirada en el individuo como en las funciones que se espera despliegue en sociedad.  “Una educación de calidad permite el desarrollo de las capacidades del sujeto, así como la preparación para que también contribuya a la producción y el desarrollo económico de su comunidad” explicó.

Consultada por su apoyo a la iniciativa “Alto al SIMCE”, la Premio Nacional de Educación 2013 explicó que “no firmé la carta para que se acabe el SIMCE, ya que el sistema escolar sí debe tener un diagnóstico.  La suscribí porque la vida de un profesor no puede estar regida por los exámenes externos. Hemos exacerbado e incrementado de tal manera las consecuencias de esta medición, que la vida cotidiana de un profesor se destina actualmente sólo a eso”.

“Cuando la evaluación se convierte en la meta, se achica el concepto de pedagogía.  Necesitamos discutir el lado excesivo del SIMCE, qué sentido tiene la evaluación como motor impulsor de la calidad de la educación -sentenció la académica-.  Pido que revisemos la cantidad de evaluaciones.  Usemos estos resultados para mejorar la calidad y la vida cotidiana del profesor, no para accountability” sentenció Beatrice Ávalos.

Bárbara Eyzaguirre expuso que educación de calidad se puede entender desde los insumos y la gestión hasta los fines u objetivos que esperamos lograr a través de ella.  “Siendo bien prácticos, y desde los fines de la educación, educación de calidad puede entenderse como el logro de los objetivos generales que se plantean en la Ley General de Educación.  Hay Filosofía de la Educación, podemos darnos vuelta un año en esto, pero el país se puso de acuerdo en esta ley, y ahí está el ámbito del desarrollo personal y social y el ámbito de la cultura del conocimiento, y son bastante amplios y abarcativos, y resumen bien qué se podría entender por una persona formada integralmente, y es por lo demás lo que está planteado en el currículo”. 

Ahí descansan la curiosidad por aprender, desarrollo moral y espiritual, autoestima, hábitos de vida saludable, entre otros factores, ejemplificó.

Desde el punto de vista de la escuela, prosiguió Eyzaguirre, lo que buscamos es que todos los niños se desarrollen de manera integral, hay una idea de equidad, y que vayan logrando esa calidad por sobre lo que espera tomando en cuenta su nivel socioeconómico.  Ahí está una propuesta de lo que se espera de una escuela efectiva, que logre un desarrollo integral y que vaya más allá del resultado SIMCE, que sea un espacio inclusivo, y donde también importa la distribución, no sólo el promedio del resultado, advirtió.

Lorena Meckes, por su parte, distinguió en el concepto de calidad de la educación “la importancia de la formación de los individuos como ciudadanos, que puedan participar en derechos y deberes, y sean capaces de vivir en diversidad, respetando al otro que es distinto”.

“Que los resultados del SIMCE alimenten la discusión y la práctica de los profesores.  Y que ellos puedan complementar esta evaluación con otros instrumentos, que sean más sistémicos -propuso-. Actualmente, existe un desbalance entre la rendición de cuentas y la responsabilización por un lado, y el uso formativo de estos resultados por otro”, indicó.

“Evidentemente, existe mayor desarrollo y mayor sofisticación en la evaluación de la calidad, que en cómo mejorar las capacidades de los docentes” agregó Meckes. “El foco debe estar puesto en las capacidades docentes y en la mejora de las condiciones de su trabajo; ahí radica la clave 


Fuente: Comunicaciones CIAE - CEPPE UC

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