Cinco preguntas y respuestas desde la educación sobre la crisis social y política del país

30 de Octubre de 2019
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Investigadores del CIAE responden cuáles son las deudas en educación que se vinculan con este estallido social y cómo la segregación educacional lo explica y qué importancia tiene una educación pública de calidad, entre otros temas.

¿Cuáles son las deudas en educación que se vinculan, en parte, con este estallido social?

Alejandra Mizala, directora (s) Instituto de Estudios Avanzados en Educación y CIAE U. de Chile

La educación tiene un claro propósito público: que las escuelas cultiven, en todos los estudiantes, destrezas y conocimientos que les permitan pensar en forma independiente, vivir juntos productivamente y compartir los valores de una democracia pluralista. Sin embargo, la educación chilena no ha estado cumpliendo dicho propósito, dada su baja calidad y su alto nivel de segregación por nivel socioeconómico.  Para lograr mayor igualdad y menor segregación social, uno de nuestros desafíos es crear un sistema con muchas escuelas dignas de ser elegidas por los padres, que estén abiertas para todos, que preparen a las futuras generaciones para participar en la vida política, social y económica del país. Para lograr esto una condición necesaria es fortalecer la educación pública.

Beatrice Ávalos, profesora Instituto de Estudios Avanzados en Educación e investigadora CIAE

Los temas educacionales no han sido directamente formulados por la ciudadanía en las calles.  Pero indirectamente están presentes en el clamor contra las desigualdades de todo tipo de un sector muy grande de los chilenos (en 2018, según el INE, el 50% de los trabajadores del país percibió ingresos menores o iguales a $400.000).  En particular, están indirectamente presentes en la situación de todos esos jóvenes que con gran esfuerzo y gastos increíbles completan una educación universitaria, pero no que no acceden a los puestos de trabajo acordes a su formación, porque se prefiere a la minoría educada en los colegios de elite.  Sin una educación pública de calidad y una mezcla de grupos sociales en ella, la estratificación y el descontento social se mantendrán. Lograrlo será un proceso complicado y largo, pero hay que caminar en esa dirección.  Los que investigamos podemos sugerir cómo, pero investigar no basta.  Es necesario visibilizar los problemas y comprometerse con grupos de acción de los cuáles ya hay muchos para elegir.

 

La segregación educacional, tema aún pendiente en Chile ¿explica también parte de este estallido?

Cristián Cabalin, profesor Instituto de Estudios Avanzados en Educación y académico ICEI U. de Chile

La segregación educacional es parte de los graves problemas que afectan al país y también una causa más de las masivas protestas de los últimos días. Cuando se mercantilizó la educación, se tuvo en vista a un sujeto consumidor y no a un ciudadano que a través de la educación se integra a la sociedad. Al privatizar la educación, se privatiza también el espacio público, se extienden las brechas sociales y el otro pasa a ser una amenaza. Con esto, la democracia pierde legitimidad, ya que no es capaz de producir marcos comunes para toda la población. Este sistema ha sido muy funcional para la elite que reproduce sus privilegios endogámicamente y monopoliza los recursos para incrementar su posición dominante. Esto genera malestar, altera la cohesión social y afecta la vida en común. La demanda por una sociedad más justa es también un reclamo por una educación más inclusiva.

 

¿Cómo brindamos una educación de calidad y cuánto se necesita para brindarla?

Patricio Rodríguez, profesor Instituto de Estudios Avanzados en Educación e investigador CIAE

Hasta el día de hoy no hemos respondido esa pregunta básica. Si tuviéramos una respuesta, que naturalmente depende del contexto de cada territorio, podríamos operacionalizar la equidad poniendo los recursos donde se necesitan. Pero esto pasa necesariamente con repensar la lógica de mercado actual en el que la educación pública tiene que hacerse cargo de todos aquellos estudiantes a quienes el resto del sistema se negó a entregarles educación. Un sistema donde las escuelas tienen costos fijos, pero ingresos variables. Ello ha implicado, durante años, un déficit crónico que castiga doblemente  a las comunas más pobres, puesto que tienen que poner recursos para subsanar esa diferencia generando un déficit en otras áreas.

En ese sentido, hay varios temas que tenemos que considerar. La discusión para el presupuesto del año 2020 para la educación pública. ¿Con qué criterio asignamos los recursos? Tenemos territorios más pequeños como las comunas de la Región Metropolitana (Gabriela Mistral, Barrancas) y otros del tamaño de una región (Chinchorro). ¿Cómo hacemos una asignación bajo un principio de equidad que les permita a los servicios responder a los desafíos territoriales?

Otro tema es el cierre de las escuelas, que está incluido en la Ley del Sistema de Aseguramiento de la Calidad. La mayoría de ellas, bastión de refugio de los estudiantes que fueron expulsados o dejados de lado por los otros establecimientos ¿qué va a pasar con esos niños y niñas? ¿A qué colegio irán? Seguramente a uno público para repetir el ciclo. ¿No es hora que nos replanteemos también las altas consecuencias del SIMCE y los incentivos perversos que genera?

¿Qué importancia tiene una educación pública fortalecida? 

Alejandra Mizala, directora (s) Instituto de Estudios Avanzados en Educación y CIAE U. de Chile

Sólo fortaleciendo la educación pública lograremos disminuir significativamente la segmentación social de nuestro sistema educacional y mejorar su calidad. La ley que crea la Nueva Educación Pública, aprobada trasversalmente en 2017,  transfiere gradualmente la educación municipal a los Servicios Locales de Educación. Fortalecer este proceso es crucial porque significa tener servicios dedicados exclusivamente a la tarea de desarrollar una gestión educacional con foco en calidad, apoyar a todos los establecimientos a través de un trabajo en red, e incorporar a las familias y comunidades. Fortaleciendo la educación pública se garantiza el derecho constitucional a una educación obligatoria y gratuita, que asegure la existencia de proyectos educativos integradores, y que sea capaz de fijar un elevado estándar de calidad, promoviendo la búsqueda de la excelencia en el conjunto del sistema educativo.

 

¿Por qué ha sido tan complejo acabar con la desigualdad en educación?

Cristián Bellei, investigador CIAE

La mayor dificultad para superar la enorme desigualdad institucionalizada de la educación chilena es que muchos políticos y líderes, principalmente de derecha, y quienes representan los intereses de los dueños de instituciones privadas (en la práctica, por lejos, el principal grupo de presión sobre las políticas educacionales chilenas), han obstaculizado los cambios estructurales que podrían mejorar la situación. Ellos han defendido ciegamente las ideas neoliberales del mercado, la privatización extrema y desregulada, la competencia despiadada entre las escuelas, el abandono de la educación pública, el cobro a las familias y otras formas de discriminación, y han insistido en esta receta a pesar de la abrumadora evidencia en su contra, nacional e internacional, la sostenida protesta del movimiento estudiantil y el rechazo de los profesores. Se trata de una lamentable herencia de la dictadura que la democracia consolidó en múltiples instituciones y que ha hecho mella en el sentido común, de forma que la noción misma de educación como un derecho igualitario de los niños en Chile resulta excéntrica.


Fuente: Comunicaciones CIAE

Palabras Clave: crisis   educación   aula  
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