Compromiso lector: ¿cuánto influye en el alza que experimentaron alumnos chilenos en PISA?

06 de Enero de 2015
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Un estudio del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (CIAE) de la U. de Chile analizó, por primera vez, el nivel de comprensión lectora de los estudiantes chilenos utilizando el modelo del Compromiso Lector.

Un estudio del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (CIAE) analizó, por primera vez, el nivel de comprensión lectora de los estudiantes chilenos utilizando el modelo del Compromiso Lector. Se trata de una visión de la lectura que integra aspectos motivacionales, actitudes y estrategias.

El estudio, que fue publicado en el número de enero de la revista International Journal of Educational Development editada por Elsevier, encontró que el compromiso con la lectura estuvo entre los factores que incidieron en los resultados de los escolares chilenos, tanto en PISA lectura 2000 como en 2009. Además, se constató que las actitudes de los estudiantes influyeron en la importante mejora que hubo entre ambas pruebas. Entre los años 2000 y 2009, los estudiantes chilenos que rinden la prueba PISA lograron los incrementos en el desempeño más altos en lenguaje de entre todos los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD), que administra el test. En total, los estudiantes chilenos subieron 34,6 puntos en la prueba, que se toma a jóvenes de 15 años.

Para llegar a los resultados, el equipo del CIAE analizó la imagen que los estudiantes tienen de sí mismos como lectores, sus motivaciones, gustos y estrategias junto con un conjunto amplio de determinantes contextuales y del sistema escolar. El énfasis estuvo en analizar el rol que juegan las actitudes y estrategias en torno a la lectura.

“En Chile los logros de aprendizaje están altamente marcados por la situación socioeconómica, pero esto no significa que el origen social sea el único factor a considerar si se quiere mejorar los resultados. En este estudio, nos interesamos por abordar la comprensión lectora como un fenómeno complejo, determinado por aspectos sociales e individuales, cognitivos y no cognitivos”, dijo la investigadora Gabriela Gómez, quien integró el equipo junto a los académicos Juan Pablo Valenzuela y Carmen Sotomayor. Gómez agregó que “de esta forma, se logró demostrar que el compromiso lector juega un rol tan importante como el género o la educación de los padres; la importancia de las actitudes y estrategias lectoras es que, a diferencia de los factores contextuales, sí pueden ser modificadas a través del trabajo pedagógico”.

El estudio identificó factores que caracterizan a los estudiantes (nivel socioeconómico, libros en casa, repitencia, etc.) y las actitudes de los alumnos en torno a la lectura, así como sus estrategias de estudio. También se analizaron características de las escuelas (tamaño de la clase y de la escuela, disciplina, horas destinadas a lenguaje, nivel de educación de los padres) y factores institucionales (índice de recursos de la escuela, selección de los alumnos, etc.). En los cuestionarios a los estudiantes, éstos contestaban si sólo leían por obligación, si la lectura era su hobby favorito, cuántos minutos semanales le dedicaban a la lectura y qué tipo de lectura leían (ficción, diarios, no ficción). Las actitudes hacia la lectura y las estrategias de aprendizaje son temas centrales asociados al compromiso lector y fueron los principales objetos de análisis e interpretación, mientras el nivel socioeconómico fue considerado como control.

Más ficción y menos por obligación

El estudio detectó que dentro de los componentes del compromiso lector, hay tres actitudes de parte de los alumnos que evolucionaron de forma significativa. En primer lugar, se redujo el número de estudiantes que declara leer solo por obligación alcanzando un valor menor a la media internacional 41%. En el caso de Chile, éste pasó de 50% a 35%.  Aunque hay una reducción del tiempo destinado a leer por placer (en 2009, los estudiantes declaran leer 15 minutos diarios menos que en el año 2000), hay un aumento de 10% de la lectura de obras de ficción (novelas y cuentos).

“Lo importante es no mirar aisladamente estos porcentajes puesto que pueden generan una falsa impresión de que ‘estamos mejor’ o ’estamos peor’ que tal o cual país; sin contextualizar y estudiar las interacciones de los factores entre ellos y con el sistema escolar chileno, no se puede inferir relaciones con los resultados y solo se crea más confusión y ansiedad respecto de las competencias lectoras a nivel nacional. Por esto en el estudio utilizamos metodologías complejas de análisis como los modelos multinivel para hacer interpretaciones de los resultados de cada versión del estudio y la descomposición Oaxaca-Blinder para comparar la evolución de los resultados en el tiempo”, explica Gómez.

Un resultado que preocupa a los investigadores tiene relación con las estrategias utilizadas por los estudiantes para abordar las tareas de lectura. Los estudiantes chilenos reportan realizar frecuentemente tareas como “definir previamente qué debo aprender” o “relacionar los contenidos con lo aprendido previamente”, sin embargo los investigadores encontraron que las variables que representan estas actividades son poco determinantes de los resultados y no se relacionan con las mejoras entre 2000 y 2009. En cambio, en países de alto rendimiento, como Corea del Sur, estas variables son altamente significativas aunque los estudiantes reportan utilizarlas menos frecuentemente que en Chile. Dice Gómez: “Por ello suponemos que hay un problema con su enseñanza en el sistema escolar chileno, es decir, los alumnos conocen conceptualmente estas estrategias, saben que son positivas, pero no saben ponerlas en práctica correctamente para mejorar sus aprendizajes”.


Fuente: Comunicaciones CIAE

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