En Chile, hay quienes mueren esperando por una prestación de salud y, en algunas zonas, la privatización de la educación ha barrido con la enseñanza pública, acentuando el rol de clientes en una población que debería ser atendida con lógica ciudadana. Estas son algunas de las desigualdades en salud y educación que aborda el libro Ciudadanos, no Clientes (Paidos, 2022), escrito por la ministra del Interior y ex presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, y por el investigador del CIAE de la U. de Chile y académico de la Universidad Austral, Cristian Bellei.
El libro pertenece a la colección Paidós, que busca ilustrar sobre los principales temas que inquietan e importan a la ciudadanía, entregando un contexto y propuestas de futuro. En la publicación se explica por qué salud y educación deben estar al centro de la discusión en el proceso constituyente y por qué se debe garantizar calidad e igualdad en ambas materias.
Propuestas sobre educación
En el capítulo sobre educación, el sociólogo, doctor en Educación e investigador del CIAE, Cristian Bellei, propone un cambio constitucional y una reforma educativa que modifique instituciones, políticas y actores, para “enriquecer la experiencia formativa concreta de niños, niñas, jóvenes y adultos”.
“La Constitución de 1980 tiene una noción pobre de la educación, una definición mezquina del derecho a la educación y una opción por su privatización en lógica de mercado, lo que no está a la altura de las demandas y necesidades del siglo XXI”, dice Cristian Bellei en uno de los párrafos. Por esto, el cambio de paradigma que precisa Chile debe iniciarse, a juicio del autor, con una nueva Constitución que implique “pasar de un Estado subsidiario, que solo genera condiciones para que privados tomen las decisiones clave en la economía y la provisión de servicios, a un Estado activo y solidario que cumpla una función estratégica para el desarrollo humano”. Agrega que al incluir los derechos sociales bajo esta concepción los convierte en derechos fundamentales y que, dentro de la constelación de derechos humanos, la educación ocupa un lugar central.
“La lógica de mercado, bajo la cual está organizado el sistema educativo del país, es incompatible con la noción de derecho igualitario a la educación y la lógica de la responsabilización, basada en el desempeño en pruebas estandarizadas, empobrece la experiencia formativa de los estudiantes”, escribe el autor. La consecuencia es que la segregación se acelera y la educación se convierte en una preparación para rendir exámenes.
“Tener una nueva Constitución democrática que se oriente hacia un Estado social de derechos es solo un primer paso. Luego, se deberá reformar normas, instituciones y políticas y asignar recursos financieros y humanos acorde a las nuevas prioridades”, concluye el texto.