Las reformas implementadas en la educación chilena, a partir de los años 80, que se basaron en la lógica de mercado y cuyo instrumento central fue el voucher o subsidio portable, muestran el enorme potencial poder transformativo de ese marco institucional, cuya lógica ha sido muy difícil de corregir, porque el mercado en sí mismo terminó debilitando las instituciones públicas que deberían implementar los cambios políticos, y creando un nuevo sentido común sobre educación.
Así lo planteó el investigador del CIAE y académico del Dpto. de Sociología de la Universidad de Chile, Cristián Bellei, en su exposición sobre la experiencia chilena con los vouchers en un Simposio Internacional que analizó las condiciones para las reformas exitosas en educación, que se realizó esta semana en Francia.
El simposio contó con la participación del ministro de Educación y Juventud de ese país, Jean-Michel Blanquer, quien fue el encargado de inaugurar el seminario, además de ministros de Educación actuales y pasados y académicos de diversos países.
“La experiencia chilena también muestra la tremenda dificultad de intentar corregir los efectos deseados de las dinámicas de mercado en educación, entre otras razones porque el mercado en sí mismo terminó debilitando las instituciones públicas, que deberían implementar cambios políticos, y creando un nuevo sentido común sobre educación que no concibe la educación como un derecho social ni como un bien público”, precisó Bellei.
El académico explicó que el sistema de mercado implementado en Chile causó una transformación mayor, que modificó algunas de las características históricas del sistema educacional chileno. Entre ellas, figuran la masificación de las escuelas privadas con vouchers, la reducción del sector público y la atomización del sector privado, que causa que las capacidades profesionales e institucionales sean extremadamente pobres en Chile. Sin embargo, tampoco produjo un aumento de la calidad de la educación y existe fuerte evidencia que relaciona este sistema de mercado con segregación socioeconómica extrema dentro de las escuelas, alta inequidad en resultados académicos y extendidas prácticas discriminatorias contra estudiantes de bajo desempeño o mal comportamiento y de familias por motivos socioeconómicos, culturales o religiosos.
El académico planteó que desde los 90 se implementó una serie de reformas para resolver algunos de estos problemas, que intentaron complementar las dinámicas de mercado con intervenciones estatales (desde 1990 a alrededor del 2008), buscaron “gobernar” el mercado (2008 a 2014) y eliminar o disminuir el mercado en educación (2014 al presente).
Esas reformas intentaron aumentar la calidad, instalar capacidades profesionales e instalar medidas contra la discriminación. Bellei explicó que es posible agrupar esas políticas en cuatro tipos: naif, intervenciones en calidad de las escuelas creyendo que es posible complementar el mercado; burocráticas, que esperan regular y corregir el comportamiento negativo de los sostenedores y autoridades escolares; económicas, que corrigen el valor del voucher y calibran los incentivos económicos para los sostenedores; y tecnocráticas, que diseñan un sistema de evaluación para desempeño y establece sanciones para bajos desempeños, confiando en mediciones estandarizadas para mejorar la educación. “Todos estos enfoques han mostrado limitados y algunas veces muy pequeños, resultados positivos, así como severas limitaciones y efectos no deseados”, precisó el investigador del CIAE.
Como conclusión, Bellei precisó que el caso chileno claramente muestra el potencial trasformador de un marco institucional basado en la lógica del mercado en la educación, cuyo mecanismo central es el sistema de financiamiento vía voucher.