La Universidad de Chile ha obtenido la adjudicación de 35 Centros de Excelencia desde 2001, tanto como institución principal como albergante. De los 23 centros vigentes, el próximo año culminará el financiamiento público de seis de ellos, lo que tendrá un impacto directo en la continuidad de los equipos de investigación consolidados.
En ese contexto, la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo convocó, el pasado 3 de julio, a los directores de los centros de excelencia de la Casa de Bello, para discutir en torno al Plan Nacional de Centros de Excelencia, elaborado por el Ministerio de Ciencia y ANID, reflexionar sobre los alcances de esta iniciativa estatal y proponer nuevos abordajes.
La instancia fue liderada por la Rectora Rosa Devés, quien señaló la relevancia de los centros para el desarrollo institucional y nacional, así como también, los desafíos actuales que enfrentan. “El Ministerio está plenamente consciente de la importancia de los centros, ya que son el cimiento no solo de nuestra universidad, sino también del país en su conjunto. Por ende, en conjunto con la ministra de la cartera, estamos trabajando para abordar las problemáticas que enfrentan”, sostuvo la autoridad.
Por su parte, el Vicerrector de VID, Enrique Aliste, destacó que “este tipo de instancias son sumamente fructíferas y necesarias para contar con una visión estratégica como institución".
En la reunión se identificaron diversas problemáticas, como lo es la necesidad de un financiamiento a largo plazo para los Centros y el cuestionamiento a la exigencia de la personalidad jurídica. También se resaltó la importancia de proteger el talento y las capacidades generadas, especialmente a nivel regional, e impulsar la coordinación entre los instrumentos de política pública, enfatizando en la importancia de abordar de manera integral los desafíos para la continuidad y fortalecimiento de los Centros de Excelencia.
Actualmente se está actualizando el Plan Nacional de Centros de Excelencia impulsada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (MinCiencia) y la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), levantado en septiembre de 2021, que busca consolidar los centros a través de un compromiso con la excelencia, la valoración de su diversidad, el reconocimiento y apertura a su evolución, el fortalecimiento de la asociatividad multi e interdisciplinaria y el reforzamiento de la vinculación entre centros y con la sociedad.
“La coordinación de la Universidad de Chile con sus Centros de Excelencia no solo es una oportunidad para compartir los valiosos aportes que cada uno de ellos realiza y generar aprendizajes de las experiencias individuales, sino que le permite a la Universidad identificar los mecanismos que podrían incrementar la efectividad y sustentabilidad de sus Centros, como también fortalecer el diálogo con las autoridades nacionales vinculadas a Ciencia y Tecnología”, señaló el director del CIAE, Juan Pablo Valenzuela.
Añadió que se debe seguir profundizando la alianza estratégica del país con su principal universidad pública de cara a los enormes desafíos en los ámbitos sociales, económicos y ambientales, donde la Investigación, Desarrollo e Innovación es una de las principales herramientas para avanzar en su solución. “La velocidad de los cambios en el planeta y la magnitud de las tareas colectivas que tenemos que resolver obligan a un trabajo en forma mucho más articulada, la coordinación de la Universidad con sus centros se vuelve indispensable”, precisó.
El CIAE, 15 años de impacto en la educación
Uno de los centros albergados por la Universidad de Chile es el Centro de Investigación Avanzada en Educación, fundado en 2008 y que en 2014 fue el primero del área de las ciencias sociales en recibir fondos en el Concurso Nacional de Financiamiento Basal para Centros Científicos y Tecnológicos de Excelencia de ANID (ex CONICYT).
Su misión es producir y diseminar conocimiento en el ámbito de la educación; dar soporte científico a la discusión y diseño de políticas públicas en el sector educación, para que las políticas nacionales, la gestión educativa local y la docencia en el aula estén basadas en la evidencia que genera la investigación; y contribuir a la formación de una nueva generación de jóvenes investigadores en el campo de la educación.
A lo largo de sus quince años de vida, el CIAE ha producido evidencia científica que ha contribuido al diseño y toma de decisiones en educación, como son el desarrollo de estándares para la formación inicial docente, el desarrollo de la prueba Inicia (2014-2015) y la evaluación de impacto de la ley de Subvención Escolar Preferencial. Además, ha formado investigadores en educación y ha desarrollado proyectos de investigación, en alianza con otros instituciones estatales y privadas, nacionales y extranjeras, varios de los cuales se han transferido a la sociedad.
También ha desarrollado importantes actividades de desarrollo profesional docente que han contribuido a generar y fortalecer capacidades en docentes, directivos, sostenedores y otros profesionales del sistema escolar.
Por último, durante la pandemia por COVID-19 el CIAE siguió colaborando en la coordinación de cómo el sistema educativo hacía frente a una situación crítica inesperada a nivel mundial, pero también en comprender la magnitud de sus efectos y la distribución inequitativa de los mismos. “En la actualidad, continuamos colaborando para apoyar en los procesos de recuperación y en la identificación de mejores experiencias que puedan ser de mayor utilidad para avanzar en los procesos de recuperación y de transformación de nuestro sistema educativo, para que la pandemia se vuelva una oportunidad para avanzar con mayor rapidez en lograr una educación de calidad para todos los niños, niñas y jóvenes de nuestro país”, afirma Valenzuela.