Un total de 196 programas que tienen información sobre empleabilidad e ingresos, según la base de datos del SIES, que equivalen a 55 carreras de 43 instituciones fueron analizadas por un estudio que analizó si efectivamente es rentable estudiar ciertas carreras técnicas en cualquier CFT.
Se trata de una tesis de postgrado de Políticas Públicas de la Facultad de Economía y Negocios, desarrollada por la economista Josefina Sotomayor* y dirigida por el investigador del CIAE Juan Pablo Valenzuela.
La matrícula de los CFT constituye el 13% de la matrícula total de pregrado, un 19% de la matrícula de primer año y un 41% de los programas técnicos de nivel superior. También concentra un alto número de estudiantes de menores ingresos que cursan este tipo de estudios: el 59% de los estudiantes matriculados en CFT proviene de los tres primeros quintiles de ingreso.
Los datos analizados corresponden al año 2014, previo a la gratuidad.
“Finalizar estudios de nivel técnico superior no siempre asegura mejores condiciones económicas para los estudiantes cuando se las compara con las que hubieran obtenido de no haber cursado estudios superiores de este tipo”, explican Sotomayor y Valenzuela.
Para calcular la rentabilidad, el estudio analizó los costos asociados directos que se deben pagar al estudiar en un CFT (matrícula, arancel anual y título) y el costo de oportunidad, esto es, el salario promedio de individuos entre 19 y 65 años con educación media completa, sin estudios superiores, que no se encuentran estudiando actualmente y pertenecen a la población económicamente activos bajo la categoría de ocupados. Además, se consideró la proyección de salarios, tomando los datos de cada carrera de los CFT, que figuran en el SIES del Ministerio de Educación. En otras palabras, la rentabilidad es definida como la relación entre los esfuerzos desplegados para estudiar (inversión en la carrera y lo que se dejó de percibir como salario mientras se estudiaba) y los retornos futuros, derivados de los ingresos proyectados.
El estudio encontró que existe una alta heterogeneidad entre carreras en términos de rentabilidad, con retornos promedio por carrera desde -53% hasta 71 %, y que el 24 % de los programas analizados presenta una rentabilidad negativa. Estos programas representan al 29% de la matrícula total de CFT, son dictados por 17 CFT y corresponden a 16 carreras dictados por distintas instituciones. Algunas de ellas son: técnico en educación parvularia; técnico en gastronomía; técnico jurídico; técnico en Producción Acuícola; técnico Laboratorista Dental; técnico en Enfermería; técnico en Programación, Diseño Informático y/o Análisis de Sistema; Turismo Técnico y/o Administración Hotelera o Ecoturismo; Secretariado Ejecutivo Computacional; Secretariado Ejecutivo Computacional; y Técnico en Administración de Empresas o Administración Comercial o Gestión de Negocios.
El análisis también encontró que un mayor costo de arancel podría significar, en el largo plazo, una mayor rentabilidad de la carrera; que la duración efectiva de las carreras, a los niveles observados en Chile, no tiene mayor efecto sobre la rentabilidad de éstas; que no existe una relación entre la tasa de retorno y la matrícula total (es decir, las carreras con rentabilidad negativa no son las que tienen menor matrícula) ni tampoco hay una relación entre rentabilidad y acreditación (las carreras con rentabilidad negativa no tienen una menor acreditación).
“Que existan significativas diferencias en las tasas de retorno de los egresados de una misma carrera pero de diferentes instituciones, tiene importantes implicancias en las elecciones de estudios superiores por parte de los alumnos al momento de matricularse, y por otro lado, también afecta el diseño de las políticas públicas. Estos resultados dan cuenta que los estudiantes y sus familias toman decisiones respecto de carreras técnicas y CFT sin considerar o sin la información suficiente”, concluyen Valenzuela y Sotomayor.
*Como parte de su misión, el CIAE del Instituto de Estudios Avanzados en Educación contribuye a la formación de jóvenes investigadores en el campo de la educación. En ese marco, forma nuevos investigadores y apoya la formación de estudiantes de posgrado.