Con más de 20 años de existencia, ESERA (European Science Education Research Association) busca mejorar la calidad de la investigación científica en educación en Europa y proveer un espacio de colaboración internacional en educación científica. Por eso, todos los años entrega 10 becas para doctores con una incipiente carrera académica o para quienes se encuentren finalizando su doctorado en Europa. Este año, la PhD en Psicología Educacional y Educación e investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación, Valeria Cabello, se adjudicó uno de los cupos.
Su pasantía se desarrolló en la Aix-Marseille Université, Ecole Supérieure du Professorat et de l’Education de Marsella, Francia, durante julio 2016.
“Los expertos franceses forman a sus profesores en competencias similares a las que cubre el Marco para la Buena Enseñanza chileno. Sin embargo, sus estándares formativos no están centrados en el conocimiento (o contenido), pues asumen que éste está en los libros, revistas, etc. Su formación se basa en habilidades metacognitivas de los futuros docentes, es decir, en cómo ellos identifican las formas de aprender mejor, cuáles son sus necesidades de aprendizaje y cómo desarrollan su autonomía para buscar alternativas que les permitan seguir aprendiendo más allá de su formación universitaria”, explica Cabello.
Explica que, para esto, no usan pruebas de contenido, sino portafolios o presentaciones que aproximan sucesivamente al futuro pedagogo a la realidad de la docencia. “Ponen el foco en un profesionalismo altamente reflexivo y crítico, apoyándose entre pares, lo cual en nuestro país es un tema muy incipiente”, dice.
Durante un periodo de cinco semanas, Valeria Cabello estuvo en constantes reuniones con académicos del Departamento de Formación de Profesores de la universidad francesa. En ese lapso, explica, compartieron el modelo de análisis de enseñanza de las ciencias que ellos usan, que se basa en establecer conexiones entre los valores del profesor, sus conocimientos y sus prácticas.
“La experiencia en una universidad altamente exigente en su formación de profesores me abrió oportunidades para ampliar los límites de lo que hacemos con nuestros profesores, cuestionar el tipo de conocimiento que desarrollamos (eminentemente pedagógico o disciplinar, pero no pedagógico del contenido), la relevancia de los valores implícitos de los profesores en su configuración de la enseñanza y desarrollar nuevas propuestas para la formación docente en la Universidad de Chile”, afirma.
Como resultado de la pasantía, se abrieron nuevos espacios de nuevos vínculos entre la Universidad de Chile y esta institución, que permitirán en el futuro no solo investigación conjunta sino también posibilidades de intercambio de estudiantes y académicos con esa prestigiosa universidad.