Un estudio del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (CIAE) midió la calidad de la escritura en niños de cuarto básico. ¿El objetivo? Aportar a un mayor conocimiento y comprensión acerca de cómo escriben los niños chilenos, ya que en anteriores pruebas de escritura (Simce 2008), el 38% de los niños se ubicaba en nivel inicial. Ello ya que la escritura es una habilidad lingüística de gran importancia para comunicar ideas, argumentos y sentimientos, que debe enseñarse en la Educación Básica, pero que se sigue desarrollando durante toda la vida. Además, tiene un gran potencial para la enseñanza del lenguaje, porque se puede corregir y rehacer, permitiendo a los niños reflexionar sobre la lengua.
Así, los estudiantes, al producir un escrito, pueden pensar sobre los contenidos que quieren comunicar, sobre el propósito que este tendrá y quién lo leerá, sobre el vocabulario más preciso para asegurar relaciones lógico-semánticas entre oraciones y párrafos, sobre la organización o estructura del discurso para lograr una coherencia.
El estudio, financiado por Fondecyt y realizado con los datos de la prueba Simce de Escritura de 2008, evaluó de manera desagregada tres tipos de textos –carta de solicitud, noticia y cuento-, en cinco aspectos: adecuación a la situación comunicativa, coherencia, cohesión, estructura y puntuación; además se estableció una evaluación global de cada texto. Los investigadores también buscaron diferencias en la producción escrita de los estudiantes por género y por nivel socioeconómico.
¿Los resultados? El primero es que existen diferencias importantes de logro entre los criterios evaluados y entre los distintos tipos de textos. “Los textos argumentativos o expositivos resultan más difíciles para los niños en comparación con los textos narrativos, que les resultan más familiares y que les permiten producir escritos de mayor extensión y coherencia”, explica Carmen Sotomayor, investigadora del CIAE y una de las autoras del estudio.
Coherencia y estructura fueron los aspectos mejor evaluados. En el primer criterio, que mide sentido global completo, con ausencia de digresiones temáticas, ideas inconexas u omisión de información necesaria, el 80% de los cuentos y el 62% de las noticias estaba en el nivel bueno o muy bueno. Pero sólo el 32% de las cartas de solicitud se encontró en esos mismos niveles. En estructura (partes del texto, correspondientes a la estructura convencional de los tipos textuales evaluados), el 72% de los cuentos y el 74% de las cartas fue clasificado en categoría bueno o muy bueno.
En el criterio de cohesión, el 57% de los cuentos, el 97% de las cartas de solicitud y el 97% de las noticias se ubicaron en los niveles insuficiente y regular. “Esto significa que los niños escriben con escasos conectores y que estos son muy repetidos o mal empleados. El caso más típico es el uso repetido de los conectores “y” o “pero”, que reemplazan el uso de punto seguido o aparte”, explica Sotomayor.
Pese a que para algunos criterios, un alto porcentaje de los escritos fue evaluado en niveles buenos o muy buenos, la evaluación global ubicó en un nivel regular a cerca del 50% de los textos. Según los autores, lo anterior podría estar mostrando que criterios como la cohesión o la ortografía pesan más que otros como la coherencia y la estructura en al evaluar de manera global los textos de los niños.
Según los investigadores, estos resultados sugieren que una evaluación y una enseñanza focalizada en aspectos específicos de la escritura podrían aportar a un mejor desempeño general de esta.