El aprendizaje es un proceso complejo, que no solo incluye procesamiento individual cognitivo de parte de los estudiantes, sino también intercambio social entre estudiantes y docentes. El rol del docente es clave: cuando los estudiantes y los instructores comparten un espacio físico, también comparten información social rica (por ejemplo, antropomorfismo, comunicación y voz) que pueden ayudar al proceso de aprendizaje. Sin embargo, a medida que el aprendizaje se produce cada vez más a través interacciones no presenciales, con uso de teléfonos inteligentes, computadoras y realidad virtual, la aparición de un docente o de una persona que medie el aprendizaje puede disminuir o desaparecer, afectando el rico intercambio de información que supone este proceso, lo que dificulta la comunicación y el aprendizaje.
Por eso, un meta-análisis de un grupo de académicos del CIAE de la U. de Chile estimó el impacto del uso de “agentes pedagógicos multimedia”. En entornos virtuales y multimedia, el agente pedagógico multimedia es un personaje realista en la pantalla que permite a los usuarios navegar o aprender en esos ambientes. Un agende pedagógico puede ser un profesor o bien algún personaje creado que apoye la enseñanza mediante narraciones. Por ejemplo, puede ser una imagen que transmite información textual como narraciones. Según la literatura, las características de estos agentes, como apariencia, género, comunicación no verbal, movimiento y voz, pueden moderar su eficacia instructiva.
El análisis se hizo sobre la base de estudios publicados entre 2012 y 2019, hechos con escolares, universitarios y adultos, en tareas STEM y no STEM; con resultados medibles del desempeño instructivo, como la retención y pruebas de transferencia.; y que hayan incluido suficientes datos para calcular los tamaños de los efectos.
“Concluimos que los agentes pedagógicos multimedia mejoran el aprendizaje cuando éste es a través de multimedia, y que los estudiantes pueden ser capaces de aprender de manera similar de diferentes tipos de agentes”, explica el investigador del CIAE y autor del estudio Juan Cristóbal Castro.
Aunque el efecto de estos agentes es pequeño a mediano y no se midió si se mantenían en el tiempo (los estudios analizados no lo medían, sólo medían una sesión de aprendizaje y después un test inmediato), la recomendación de los autores es a considerar agregarlos a los multimedios (o clases Zoom, etc.).
Características de los agentes
El análisis también encontró que los resultados mostraron efectos positivos y estadísticamente significativos de aprendizaje tanto con agentes estáticos como animados. Asimismo, los agentes pedagógicos más recomendados serían aquellos con una apariencia 2D más simple. Por el contrario, los agentes cuya apariencia es de modelos 3D o más visualmente complejos serían menos recomendable.
En tiempos de pandemia y de educación remota, ¿es posible extrapolar estos resultados a la educación en modo online? “Del estudio se puede concluir que ver el rostro de alguien permite entender mejor lo que se quiere enseñar, ojalá de cuerpo completo, para que se vean las gesticulaciones de los brazos y las posturas corporales. Pero, en casos, que sea muy importante estar atendiendo la pantalla (por ejemplo, memorizar una ecuación), ahí es mejor que el personaje no se muestre, para que todo el procesamiento cognitivo se concentre en aprender lo más importante (la ecuación)”, explica Castro.