Cómo están enseñando ciencias y ecología en un contexto tan biodiverso como las Islas Galápagos y cuál es el aporte de la sabiduría ancestral indígena en niños y niñas de Colombia, son sólo dos de las decenas de experiencias que se están conociendo en la II Conferencia Internacional en Educación en Cambio Climático en Latinoamérica, que se desarrolla entre el 23 y 25 de junio.
La cita es organizada por la Universidad de Chile en conjunto con el Programa Indagación Científica para la Educación en Ciencias ICEC 2019 – 2021 MINEDUC, a través del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, del Centro de Investigación Avanzada en Educación y del Programa ECBI, por la Office for Climate Education (OCE), por UNESCO Regional, y por la Fundación Internacional Siemens Stiftung; y a través de talleres, charlas magistrales y webinars, propiciará la reflexión y el intercambio de experiencias.
Algunas de estas experiencias están relacionadas con la indagación científica para la educación en ciencias y su impacto en Chile, sobre lo que se refieren en esta entrevista Pilar Reyes del programa ECBI de nuestro plantel, junto a Edgard Hernández y Daniel Caffi del programa ICEC del Ministerio de Educación.
El Programa ICEC es una iniciativa de carácter nacional que aporta al mejoramiento de la calidad de la educación en ciencias, y es aplicado en la Educación Parvularia, Educación Básica y Educación Media a través de la formación de docentes en el enfoque indagatorio, lo cual se aplica a partir de instituciones universitarias, entre las que se encuentra la U. de Chile a partir del programa ECBI: Educación en Ciencias Basada en Indagación.
El Programa ICEC del Mineduc y el ECBI de la U. de Chile ya tienen más de una década de trabajo con docentes de todo el país. ¿Cuáles consideran han sido los principales impactos de este enfoque educativo?
Pilar Reyes (PR): La pedagogía indagatoria comienza a tomar mayor relevancia y se instala en los proyectos educativos institucionales dentro de los planes de mejora, y en ese sentido es un súper impacto porque ya no la ven como un proyecto más dentro de las posibles innovaciones que uno pueda crear, sino que como una real alternativa de cambio en la escuela entre los profesores, en todos los niveles.
Otro impacto que ha tenido es que están todos los actores involucrados. Cuando hablas de indagación científica en los profesores, ya sea en Arica o en Aysén o en escuelas especiales, se dan cuenta que la metodología indagatoria les cambia la vida a los niños sordos, a los niños ciegos y a los niños con multiretos. A esto se suma que los profesores están aprendiendo a reunirse y a saber que en soledad no vamos a avanzar por ningún cambio en la escuela, y no vamos a poder desarrollar ninguna habilidad del siglo XXI.
Daniel Caffi (DC): El impacto de la indagación es que en ella los docentes ven una herramienta y una forma de hacer clases que va de acorde al currículum nacional. El ICEC -lo que propone el ministerio y que las universidades logran traspasarle a los docentes- es abriles un mundo en el cual cada uno puede implementar en sus clases metodologías donde los estudiantes pueden aprender lo que el mismo currículum indica, pero no de una forma tradicional.
El otro impacto, y viéndolo desde lo que se está proponiendo para el cambio climático, es que la indagación no se puede hacer si es que no se contempla lo que el estudiante y el docente tienen en su localidad. En ese sentido, la indagación es súper maleable para un docente. Cómo va cambiando el clima, lo que está pasando con la contaminación o cómo está en sus manos mitigar los efectos del cambio climático, es justamente lo que permite la indagación: poder tener estas clases basadas en el territorio.
Edgard Hernández (EH): El primer efecto es reconocer la necesidad de hacer un cambio en cómo enseñar ciencia en la escuela. Y este punto, que parece trivial, es súper importante: si no hay conciencia de cambiar ciertas prácticas, seguiremos haciendo lo mismo. Lo que hacemos en ICEC es mirarnos cómo estamos enseñando y reconocer que esta mirada reflexiva como una oportunidad.
Lo segundo es que las funciones que cumplen profesor y estudiante en una clase indagatoria son también distintas. No es el protagonismo absoluto del profesor ni del estudiante, sino que es un trabajo de colaboración guiado donde ambos son fundamentales para los aprendizajes que se quieren lograr.
Lo tercero es que permite, tanto a profesores como estudiantes, tomar conciencia de lo que significa el trabajo científico. Efectivamente pudimos ofrecer una alternativa bajo la cual ciertas cuestiones del currículum que eran difíciles de implementar, ahora eran factibles. Al involucrar a los estudiantes en la actividad científica, pudimos ver, por ejemplo, que podían plantear preguntas científicas, formular hipótesis, trabajar colaborativamente con otros, que además buscaban responder a preguntas que son más o menos cotidianas, generar conclusiones basadas en evidencia científicas, y comunicar estas ideas; todas cuestiones son completamente necesarias, en particular, para participar de la discusión de eventos científicos relevantes que estamos viviendo hoy día, el cambio climático y la pandemia del COVID-19.
En el contexto nacional, y considerando estas experiencias que ustedes conocen en el marco de ECBI e ICEC, ¿cuáles serían algunas claves que han identificado para desplegar la indagación en la realidad local, reconociendo la territorialidad y diversidad del país?
PR: Primero, reconocer que somos parte de la naturaleza, que no somos un superior sino que formamos parte como seres vivos, y por eso tenemos que respetarla, cuidarla y protegerla en términos de la sustentabilidad de ese espacio geográfico en el cual nos encontramos. Ahí la indagación científica te sensibiliza hacia el cuidado y protección, y luego hacia la generación de preguntas, las que están desde la primera infancia hasta la edad adulta.
Un problema de crisis climática necesita reconocimiento local, en un entorno global y necesita soluciones globales y muy locales, dependiendo de la etnia, de la cantidad de familias. En definitiva, mi clave sería la identificación con el territorio: quererlo de verdad, actuar en armonía con él, y saber que si hay un problema, somos nosotros los que tenemos que solucionarlo.
DC: un error que podríamos fácilmente cometer es pre escribir alguna forma de hacer las cosas de modo nacional. Lo que nosotros buscamos es descentralizar, y en eso uno de los principios es creer en el profesionalismo de los docentes, que ellos tienen muy buenas propuestas para poder hacer propuestas en el marco de lo que pasa en su entorno. Son ellos los que conocen su escuela, los modos de hacer las cosas en su comunidad, qué necesidades tienen sus estudiantes, son quienes palpan conocimientos ancestrales, son quienes están en relación con estudiantes que pertenecen a distintas etnias; entones uno de los principios es creer en el saber docente.
EH: Hay bastante evidencia que confirma que utilizar la indagación científica en el aula, promueve una apropiación más profunda de los modelos que sostienen el cambio climático y una comprensión más adecuada de que cómo los científicos llegan a tales conclusiones.
Yo estimo que, en términos de iniciativa pública, a otros países que quisieran hacer iniciativas similares, agregaría al tema del saber docente como principio, otros dos principios –la reflexión docente y el trabajo colaborativo – ambos aspectos los orientamos hacia la problematización de la práctica. O sea, el profesor mira su escuela, en particular la sala de clases, y es capaz de problematizarla, y además, en esto ICEC hace una innovación, ampliar la mirada al territorio donde se inserta la escuela. Se ve como un pensar y un actuar localmente, para que el conjunto de esos pensares y actuares terminen por generar un pensamiento y un actuar nacional frente al cambio climático, desde el sistema escolar. Eso también funciona así con los países, cada país con su propia participación en el tema del cambio climático puede generar propuestas que son diferentes y la suma de todas ellas contribuyan a un cambio internacional.
¿Cuál es la invitación y cuáles son las expectativas sobre este encuentro?
PR: Logramos un concepto que siempre estuvo dando vuelta en nosotros, que no sabíamos cómo traducirlo y era que educar en cambio climático era llevar a la gente, a la ciudadanía, hacia un cambio de hábito, pero tampoco podríamos tratarlo así tan fácilmente. Finalmente llegamos a “fortalecimiento de redes para la acción climática”. Esta frase es inclusiva, es transversal, invita a la acción y al mejoramiento continuo, y también invita a reconocer que somos los seres humanos los que tenemos que dejar de trabajar aisladamente, sino que tenemos que trabajar en colaboración y con identidad.
DC: Este gran problema global nos ha impactado y nos va a seguir impactando de acá en adelante. Es un problema que tenemos que asumir como sistema educativo, por lo tanto, una de las expectativas de la conferencia es fortalecer redes, y entender que sobre todo es a los estudiantes y niños de hoy a los que va a impactar de mayor modo la problemática de cambio climático.
EH: Como invitación plantearía, no solo al mundo educativo, sino que a la ciudadanía en general, a tener conciencia de que la mitigación del cambio climático no es ni será posible sin que se involucre a la ciudadanía activamente en la acción climática. La escuela forma ciudadanía, y desde la ciencia contribuimos mucho a la formación ciudadana, en particular aquellas competencias que les facilitan una participación activa en cuestiones socio científicas. El desarrollo sostenible surge de una ciudadanía informada, y una ciudadanía informada surge de una escuela que les pueda formar muy bien en ello.