En el seminario “Formación Técnica Profesional en Chile y España: desafíos y resultados de investigación” organizado por el CIAE de la Universidad de Chile, se presentaron dos estudios en el área de la educación técnico profesional que comparten el objetivo de aportar a la mejora de este nivel educativo.
La Dra. Ingrid Noguera, profesora del Departamento de Teorías de la Educación y Pedagogía Social de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), compartió los hallazgos de un estudio realizado en España. Su investigación abordó las perspectivas de estudiantes, familias y docentes en relación a la educación técnico profesional. Además, examinó la calidad de la formación en el trabajo, las prácticas educativas digitales implementadas durante la pandemia y casos exitosos de egresados.
Por otro lado, el profesor Luis Ahumada, profesor de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso e investigador asociado del CIAE de la U. de Chile, presentó los resultados del Proyecto Fondecyt 1210249, "Liderazgo Distribuido en la Educación Media Técnico Profesional (EMTP): Análisis de las Relaciones, Interacciones y Cultura Colaborativa."
Este proyecto, liderado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en colaboración con la Universidad Católica Silva Henríquez y el CIAE de la Universidad de Chile, se centró en el seguimiento de diez instituciones técnico profesionales de alto rendimiento, con el objetivo de comprender sus prácticas de liderazgo distribuido y colaboración.
Los hallazgos de Noguera revelaron que, en España, los docentes continúan orientando a los estudiantes basándose en su desempeño académico, lo que a menudo estigmatiza la Formación Profesional: “Quien no obtiene buenos resultados es orientado hacia la FP”, explicó durante su presentación.
Sobre las percepciones de estudiantes y familias, el estudio encontró que los estudiantes conciben la Educación Profesional como una vía de estudio, la valoran y les parece una opción igual de válida que las vías de bachillerato, sin embargo, las familias no lo ven igual y priorizan la universidad. “Para ellas el éxito es ir hacia la universidad y no la Formación Profesional”, señaló la académica.
Oportunidades para innovar
Para el caso de Chile, el profesor Ahumada destacó el desafío de adaptar la educación técnico profesional a un contexto de transformación social y avances tecnológicos, como la automatización, la robótica y la inteligencia artificial: “se está viviendo un proceso acelerado de cambio que debería ir acompañado de metodologías de enseñanza innovadoras, la pandemia tuvo un gran desafío para la educación de este tipo, rápidamente tuvieron que adaptarse y ver cómo mediante el aprendizaje online podían asumir su formación práctica”, indicó.
En este sentido, señaló que es destacable cómo algunos establecimientos analizados en su investigación aplican la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos, generando liderazgo a nivel de estudiantes. “Nos parece interesante que en estos centros de formación profesional se están formando competencias necesarias para el desafío que se está planteando hoy en las organizaciones como el trabajar en equipo, el tener un análisis crítico, innovar”, precisó.
Por su parte, Noguera mencionó que tras la pandemia en España ha habido importantes avances en cuanto a digitalización e innovación metodológica. En términos generales señaló que hubo un incremento de las estrategias didácticas, con especial crecimiento del aprendizaje activo y autónomo y del uso de herramientas tecnológicas “el profesorado tiene menos miedo de probar, ha conocido más herramientas y se usan más allá de las centralizadas”.
¿Formación dual?
En el ámbito de la relación entre centros educativos, estudiantes y empresas, los expositores subrayaron la necesidad de mejorar esta colaboración.
En el caso de España, la relación entre el centro educativo y la empresa aún es mejorable: “se trabaja a ritmos distintos y las empresas no siempre esperan a que los estudiantes aprendan, se equivoquen y mejoren”, señaló Noguera.
En Chile, Ahumada apuntó a desafíos similares, con algunas escuelas que carecen de vínculos sólidos con el sector productivo y donde no existe una reciprocidad por parte de las empresas en la formación de los estudiantes. Por ello, enfatizó en que hay que mirar las experiencias de éxito, como las analizadas en su estudio, donde los centros tienen redes de colaboración muy potentes, tanto internas como hacia el sector productivo, con los cuales interactúan y donde los estudiantes hacen práctica.
En este marco, analizaron el impacto y los desafíos de la formación dual, una modalidad que combina la educación en el aula con la experiencia práctica en empresas. En el caso de España, la profesora Noguera explicó que actualmente la formación dual no se implementa de manera homogénea en todo el país, pero que eso cambiaría en el corto plazo con una nueva ley que se está discutiendo. “La nueva ley trata de formalizar y hacer que toda la FP vaya a ser dual… El hecho de que tu gobierno apueste por ello, de directrices y orientaciones influye mucho en el éxito que se tiene, esperamos que con la nueva ley podamos avanzar un poco más”.
En el caso de Chile, Ahumada la ve como algo complejo de implementar de forma masiva considerando aspectos como la condición contractual que tendrían las y los estudiantes “¿es un trabajador o trabajadora en práctica, qué tipo de contrato tiene, es pagado? Hay muchas cuestiones que son importantes para no precarizar el empleo”, señaló el académico.