Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el año 2001 había 450 millones de personas en el mundo que sufren algún tipo de trastorno mental y/o cognitivo. Dentro de la amplia gama de trastornos de este tipo que afectan a niños y adultos, se encuentran el déficit atencional e hiperactividad, las secuelas de traumatismos craneoencefálicos y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Tras adjudicarse un proyecto Innova-Corfo de Investigación y Desarrollo, un equipo del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (CIAE) está desarrollando una investigación que busca identificar y evaluar la mejor solución tecnológica disponible para evaluar el grado de discapacidad en esa gama de trastornos mentales y cognitivos.
El equipo está liderado por Andrea Slachevsky, neuróloga e investigadora del CIAE y de la Facultad de Medicina, de la Universidad de Chile e integrado por Mariela Gómez y Javier Núñez, investigadores asistentes del CIAE; Álvaro Aliaga, psicólogo del SML e investigador de la UDD; y Marcelo Arredondo, asesor tecnológico en el área de transferencia. Además, como coinvestigador internacional, participa Javier Torrente, de la Universidad Complutense de Madrid.
Según explica la Dra. Slachevsky, todos estos trastornos tienen en común el presentar, entre sus secuelas cognitivas más significativas, alteración de las funciones ejecutivas, aquellas que son claves para lograr éxito escolar y en otros ámbitos vitales, como manejar el dinero, realizar compras y usar el transporte público, todos implicados en la capacidad de vivir de forma autónoma. Incluso, dichas funciones se asocian de manera más directa que la inteligencia o CI con el desempeño escolar, nivel de lectura y habilidades matemáticas. “Las funciones ejecutivas corresponden a uno de los componentes esenciales de la capacidad de auto-regulación, elemento estratégico en el desempeño académico, laboral y social”, dice la Dra. Slachevsky.
Hasta ahora, no existen métodos confiables que sean replicables y prácticos de aplicar en la clínica habitual para evaluar la disfunción ejecutiva. Un vacío que espera llegar el proyecto de los investigadores, con el financiamiento del proyecto Innova-Corfo en Investigación y Desarrollo.
“Buscamos a través de este proyecto, entre otros beneficios, la reducción del daño poblacional y económico en términos de años de vida saludable perdidos por esta clase de trastornos”, dicen los investigadores.
Para esto, estudiarán la aplicabilidad del instrumento en colegios, hospitales, consultorios y clínicas, y en consultas médicas, principalmente de neurosicólogos, que evalúan a personas que sufren de estos problemas de salud mental.
El desarrollo de este proyecto finaliza con la postulación al Proyecto Innova CORFO Línea 2, que en caso de ser adjudicado, permitirá desarrollar la herramienta informática.