Martin Carnoy es uno de los expertos más reconocidos en sistemas educativos a nivel mundial. Profesor de la Universidad de Stanford y co-director del Centro Lemann de esa universidad, es autor de más de 40 libros y más de 150 artículos sobre el valor económico de la educación. Miembro del Comité Internacional del CIAE y del Comité Internacional del Instituto de Estudios Avanzados en Educación, estuvo en Chile para dictar la conferencia “¿Puede la política educacional resolver el problema de la desigualdad económica en América Latina? Una visión histórica". En ella mostró evidencia sobre la cómo la distribución de la renta se ha hecho más equitativa en casi todos los países latinoamericanos en la década de 2000, pero cómo esto ha sido fruto de beneficios relativos a la mano de obra cualificada y las transferencias gubernamentales más progresivas más que a factores como la expansión educativa. En esta entrevista, profundizamos en su visión política sobre dicha teoría.
- Usted planteó en su conferencia que factores distintos de la política educativa, como el aumento de impuestos, desempeñan un papel mucho más importante en la reducción de la desigualdad de ingresos. En algún escenario o modelo, ¿la educación sí puede hacer un elemento diferenciado?
- Podemos decir que sí se puede tender a la igualdad con la educación, pero hay que recordar que la estructura de la educación formal no está organizada para lograr la igualdad. Esto se puede cambiar a futuro, pero no es barato. Para ello, hay que considerar que igualar, por ejemplo, el nivel de educación entre niños de nivel socioeconómico bajo y alto requiere invertir mucho más en los niños de NSE bajo al principio, aún antes de la escuela formal, y no sabemos exactamente cuánto cuesta. Sabemos que en Chile el aumento del voucher para niños pobres ha tenido un efecto positivo en los primeros años de educación. Pero el efecto, que es grande, no es suficientemente grande para igualar el desempeño, por ejemplo, en la secundaria. En Estados Unidos, la diferencia entre niños afroamericanos que vienen, en general, de una clase social más baja y los niños blancos es de 1.7 desviación estándar en exámenes de cuarto y octavo año. Chile, con un aumento de 70% en el voucher para los niños más pobres (N. de la R.: Subvención Escolar Preferencial), ha logrado reducir la brecha a 1.2 d.s.. Esto quiere decir que invirtiendo más igualamos un poco el desempeño, pero ¿cuánto más debemos invertir para igualarlo totalmente? Pero si incluso sigues la pauta de invertir más para igualar el desempeño, no hay seguridad que de que las personas con el mismo desempeño vayan a tener el mismo trabajo con los mismos salarios. Por ejemplo, las mujeres ganan mucho menos aun teniendo el mismo desempeño.
- Sobre este tema, una explicación es que la baja participación femenina en carreras de altos salarios, como las del área STEM, explicaría, en parte, la brecha salarial y que, por tanto, aumentando la participación femenina en esas carreras, esa diferencia se reduciría…
- Es posible, pero no hay seguridad… Es cierto que si las mujeres están en mayor proporción en carreras STEM van a tener oportunidades de tener mejores salarios, pero esto no va a eliminar las diferencias salariales por género. Pero, por eso, para resumir, sí es posible usar la educación para igualar, pero puede ser extremadamente costoso. Además, sabemos que los niños tienen experiencias fuera de la escuela que son muy diferentes. Por ejemplo, durante el verano los niños de clases más altas tienen experiencias académicas más ricas que los niños de clase más baja. Por eso, si la sociedad quiere igualar, debe también igualar las experiencias fuera de la escuela y nada de eso es gratuito. También hay que igualar la calidad de la educación preescolar, lo que cuesta mucho dinero.
- ¿Es abordable eso por algún país, sobre todo como un país en vías de desarrollo, como Chile o debiésemos darle otro foco a la educación?
- Es probable, pero es mi conclusión es que es mucho más barato simplemente ponerles impuestos a los ricos y gastar ese dinero en educación. Es decir, si se quiere mejorar la educación para igualar las oportunidades, hay que aumentar los impuestos.}
- ¿Y una manera de diferenciar el voucher, favoreciendo a los estudiantes más vulnerables, en aquellos países que tienen este modelo, sería una forma equivalente que aumentar los impuestos?
- ¿Cuánto gasta una familia por estudiante en Las Condes en una escuela privada?
- ¿500 mil, 600 mil pesos al mes?
- ¿Y cuánto es el voucher por año? ¿100 mil pesos? ¿Quieren igualar? Aunque se puede decir que las familias de clase alta gastan en educación mucho de lo que necesitan, porque pagan para otras cosas que la sola calidad académica, sino también para tener la clase social; aun así habría que invertir, al menos, 300% más que el voucher actual para equiparar. ¿De dónde sacamos este dinero? Del cobre.
- La educación superior se ha segmentado en Chile, por lo que ya no solo acceder a la educación superior, sino a qué tipo se accede también explica la diferencia salarial. ¿Qué opina de esto?
- En Brasil comparamos varios tipos de universidad, utilizando los datos de la prueba de admisión y la prueba final de egreso en varios programas. Y ocurre que, si las élites tienen un mayor aumento de valor agregado, esto varía mucho por programa. Esto hay que estudiarlo en Chile. Es posible que los estudiantes aprendan más en cuatro años en universidades que no son de élites que en las que sí lo son y que los salarios de las élites sean más altos sólo porque éstas comienzan en un nivel más alto. En EE. UU., la gran fuente de movilidad social para los pobres no son las universidades de élite, sino buenas universidades públicas, de segundo rango. Los datos muestran que la única manera de llegar al 1% más alto de los salarios es saliendo de una universidad de élite, pero la gran mayoría de estudiantes de familias vulnerables tienen una gran posibilidad de llegar al 20% más alto de ingresos al egresar de universidades medias. Por ejemplo, en California, dos universidades de este tipo producen la gran mayoría de ingenieros para Silicon Valley, no Stanford ni Berkeley, sino San José State University y Cal Poly.
- Y, en ese sentido, retomando el tema de aumentar la inversión para equiparar la cancha, ¿la gratuidad es una política bien orientada? Porque siempre recibe críticas de que, ante la escasez de recursos para la educación en general, la gratuidad quita recursos a la educación inicial.
- Depende. Porque hay mucho más riesgo de poner más dinero en cursos iniciales que escoger a los mejores estudiantes de las clases vulnerables y darle acceso a la universidad. Eso tiene un efecto inmediato de movilidad social, lo otro es muy distante en el mercado de trabajo, ¿me entiende? Es mucho más riesgo, inviertes aquí y no sabes qué va a pasar durante diez años de escuela. La educación tiene dos lógicas: transferir conocimientos y comportamientos y seleccionar a los estudiantes para los más altos niveles de educación. Es un sistema de selección y siempre lo fue. Pero quiero dejar en claro que la educación es importante. Pero si quieres redistribuir el acceso al trabajo o los ingresos, hay formas mucho más fáciles, menos costosas y con menos riesgo. Hay mucho riesgo de que la inversión en educación no sea suficiente para cambiar las vidas de las personas.
- Entonces si no es suficiente para cambiar sus vidas, pero sí se les ofreció como sueño para lograr la movilidad social, ¿las personas lo resienten? Varios autores postulan que eso explica, en parte, el malestar social en Chile y en otros países.
- Claro que sí, pero hay que pensar de dónde vino la idea que debemos usar la educación para lograr la igualdad y no lograrla mediante la redistribución del ingreso. ¿De dónde vino eso? ¡Es que cierta gente no quiere pagar los impuestos! Y durante años la propaganda de esa misma gente fue que gastar más dinero no tenía efecto. El problema, según ellos, era la educación pública, que era muy ineficaz; que los maestros no trabajan, que están cooptados por sus sindicatos… Y todos esos argumentos no son de ayer, ¡son actuales! Acabo de leer un artículo del NY Times donde una persona, de derecha republicana, decía que la educación pública no funciona bien y que necesitamos vouchers para escuelas privadas. Chile ha dado vouchers por durante años y estos no fueron la razón por la cual Chile mejoró su educación. Pero estos sectores quieren retirarse de un sistema público y reemplazarlo por sistema privado subvencionado, cuando los hechos muestran que esto no funciona. Ahora bien, usted tiene razón en que hay una frustración con esta idea de moda del fracaso de la educación para producir estos cambios, pero debemos buscar las razones para esta idea. Es muy difícil usar la educación para igualar la sociedad.
- Pero si uno les pregunta a las familias, la gran mayoría quiere dejarle a sus hijos e hijas una buena educación para que logren la movilidad social. ¿Tal vez debiésemos reenfocar la educación, por ejemplo, que su gran foco sea el de construir una sociedad más democrática?
- Debemos decir que la distribución del ingreso en Chile ha mejorado mucho desde los años 90. La educación, sobre todo la gran expansión de la universidad, puede ser un factor, porque egresar de la universidad aún es la forma de lograr un salario más alto. Pero a esta mejora contribuyó mucho más el precio de la materia prima. En Brasil, por ejemplo, subieron mucho los salarios de personas con menos educación que trabajaban en la agricultura y eso redibujó la diferencia salarial. Además, hubo transferencias directas, como en Chile, lo que ayudó mucho también. Y eso es una política muy fácil.
- ¿Pero entonces la educación debiese buscar otro foco?
- Eso sería una forma de decir ‘ya que no podemos hacer esto, vamos a hacer esto otro’. Yo creo que esto no va a satisfacer a la gente. Hay que ser mucho más transparente con la gente, diciendo por qué los conservadores quieren postergar la realidad de que la educación no va a distribuir el ingreso. ¡Ellos quieren guardar su dinero! Es decir, tenemos que mejorar la calidad de la educación; darles becas a los estudiantes que tienen potencial para la universidad, pero también sabemos que necesitamos invertir mucho más en el bienestar de los pobres para mejorar su vida; para ayudarles a tener más oportunidades en la sociedad. Es súper popular poner impuestos a personas que ganan más de 1 millón de dólares por año. Clinton lo hizo y contribuyó al crecimiento económico. Pero Reagan cambió completamente el sistema de impuestos, quebró los sindicatos y detuvo los aumentos de salario mínimo; en términos nominales, estos retrocedieron a niveles de 1950 en ocho años y esto causó daños a las mujeres. Todo eso es muy político y tiene sus orígenes en la política. Pero es una cuestión técnica en términos de cuánto se puede aumentar el desempeño con más recursos. También el efecto de dar vouchers para la la universidad, en cierta forma, es una cuestión técnica. Lo que sabemos es que, en todo caso, aumentar el desempeño en los estudiantes de niveles más bajos requiere de una inversión bastante grande. Además, debemos considerar otras estrategias para llegar a la igualdad. Otra gente dice que esto va a afectar el crecimiento económico, pero es también una cuestión práctica. Seguro que, si se hace de una forma estratégica y bien hecho, no afecta el crecimiento.
Elizabeth Simonsen - Comunicaciones CIAE