Más de mil docentes de Santiago y de las regiones del Bíobío y La Araucanía participaron de un estudio elaborado por el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la U. de Chile, en colaboración con académicos de las universidades del Bíobío, Católica y Del Desarrollo, que buscó indagar en cómo los docentes describen las oportunidades de intercambio profesional informales y formales y qué elementos facilitan u obstaculizan este tipo de aprendizaje. 

El estudio –financiado por Fondecyt-  indagó en el aprendizaje informal en el lugar de trabajo, profundizando en aspectos como el capital social y profesional de los docentes. Consistió en una encuesta aplicada a 1.025 profesores de tres regiones del país (Metropolitana, Octava y Novena), además de un estudio de caso en ocho establecimientos municipales y particular subvencionados. 

El aprendizaje colaborativo involucra desde las posibilidades de intercambiar conocimiento con otros docentes, observar clases, participar en talleres de reflexión, como lecturas individuales y búsqueda de material en Internet. Es importante tanto para los docentes que estén iniciándose en el campo laboral, como para quienes llevan varios años de experiencia. 

El estudio encontró que, en general, predomina una visión positiva de la eficacia colectiva de la escuela, es decir, los profesores creen que todos pueden aprender y que los profesores son capaces de ayudar a los alumnos más difíciles. “Pero hay escuelas donde la visión es negativa, son pocas, pero en ellas los profesores creen que hay alumnos que no pueden aprender”, comenta Beatrice Ávalos, investigadora del CIAE, quien encabeza el estudio. 

La investigación también encontró que las percepciones más positivas acerca de la eficacia y cultura de la escuela se encuentran en docentes que ven en sus establecimientos  más oportunidades de colaboración y aprendizaje. 

Los profesores también fueron encuestados acerca de la importancia que le asignan a distintas instancias de intercambio docente. El hablar e intercambiar ideas pedagógicas con colegas; la reflexión personal sobre casos y resultados de aprendizaje de los alumnos; el participar en actividades de desarrollo profesional; y las actividades individuales como lectura de artículos en papel e Internet fueron los más valorados por los docentes. 

Actividades como preparar clases con otros colegas y enseñar juntos, usar materiales de otros profesores y la observación de clases fueron las instancias menos valoradas por los encuestados. Según Ávalos, esto último puede ser explicado por la falta de tiempo de los docentes. 

Respecto a las diferencias entre regiones y la capital, el estudio encontró que los profesores de Bíobío y La Araucanía tienen una visión más positiva de sus colegas, tienen más oportunidades de participar en la toma de decisiones y de observar  clases a otros colegas. 

Similares son las diferencias urbano – rurales encontradas. Los docentes rurales valoran más a sus colegas y alumnos, la participación de los padres en la comunidad escolar, la observación de clases y la participación en talleres de reflexión, entre otros. 

Estudio de casos

El estudio de casos analizó ocho establecimientos: cuatro de la Región Metropolitana, dos de la Octava y dos de la Novena Región. 

En el caso de la Octava Región, los colegios analizados son  municipales y atienden a alumnos de séptimo básico a cuarto medio, pero uno es rural y el otro urbano. 

El estudio encontró que ambos tienen instancias formales e informales de aprendizaje y que la reunión de departamento es una instancia formal sistematizada de aprendizaje colaborativo. En ambos casos existe una cultura colaborativa y solidaria entre docentes: los profesores confían en que sus colegas pueden ser un apoyo para ellos en aspectos fundamentales del quehacer pedagógico.