En 2016, fruto de un trabajo entre los países del sudeste asiático (Brunei Darussalam, Camboya, Indonesia, Malaysia, Filipinas, Singapur y Tailandia), se presentó un proyecto que presenta estándares para la enseñanza y aprendizaje de las ciencias y las matemáticas en esos países, basándose en el desarrollo de las llamadas habilidades del siglo XXI: habilidades de aprendizaje, de literacidad y habilidades para la vida, que permitirán a los estudiantes desenvolverse en el exigente mundo laboral, ser responsables, autosuficientes y contribuir a la sociedad.
“Se trata de un benchmark para los países del sudeste asiático, con el objetivo de mejorar la calidad, eficiencia y equidad del currículo de los países del Sudeste Asiático”, explica Masami Isoda, del Centro de Investigación en Cooperación Internacional en Desarrollo Educacional de la Universidad de Tsukuba, Japón.
Así, el proyecto define ciertas habilidades matemáticas necesarias para desenvolverse en el siglo XXI como desarrollar la curiosidad matemática cuando se resuelven y se formulan problemas; apreciar el poder y la belleza de las matemáticas; y el fomento del razonamiento crítico y la apreciación de otras perspectivas a través del discurso matemático. Siempre con la mirada de la inclusión.
“Algo similar es lo que buscamos para las 21 economías que integran la APEC: generar un estándar o benchmark de un currículo integrador y que considere también estándares para la formación de profesores para las 21 economías”, explica Isoda.
El académico japonés estuvo de visita en Chile con motivo del inicio del proyecto InMside, financiado por la APEC que busca instalar capacidades en los países para enseñar matemáticas con miras a adecuarse a la economía digital, introduciendo en el currículo escolar conceptos como big data e inteligencia artificial.
“Hay una misión de APEC en educación: integración del currículo e inclusión, desde un punto de vista social y de género. Conceptos como machine learning y big data son el motor de la economía hoy. Hay que empujar a todas las economías, para que vayan hacia allá”, añade Isoda.
El proyecto será desarrollado el CIAE de la U. de Chile, y las universidades de Tsukuba, Japón, y de Khon Kaen, Tailandia e Isoda es su director por la contraparte japonesa. Por eso, explica qué significa una economía digital: “El área de mayor crecimiento de la economía era el sector de servicios financieros, que producía muchos empleos. Sin embargo, hoy día esa área requiere cada vez menos gente, porque la inteligencia artificial está reemplazando muchas de esas fuentes laborales. No podemos dejar que eso suceda en otras áreas. Por tanto, dado esos cambios, tenemos que pensar en qué enseñarles a los niños para que trabajen en este tipo de sociedad que está cambiando”, dice.
El benchmark de Japón
En la propuesta de currículo central para los países del sudeste asiático –cuya parte matemática, fue liderada por Isoda-, se usó como benchmark los casos de países de alto rendimiento como Japón, Hong Kong, Australia, Reino Unido y EE.UU.
En Japón, la integración de los contenidos del currículo es ya una realidad. Según explica Isoda, por ejemplo, la informática es un área transversal al currículo desde la enseñanza básica. En el segundo ciclo de enseñanza básica, los alumnos aprenden a programar, dentro del currículo y de forma integrada a otros contenidos. Además, tienen dos horas pedagógicas a la semana, libres, sin calificaciones de por medio, que son destinadas a la indagación: desde problemas científicos, hasta la elección de lo que querrán estudiar en la vida. Ya en el último ciclo de enseñanza media, cuando la enseñanza se divide entre quienes aspiran a ir a la educación terciaria –el 60% de los jóvenes- y quienes aspiran a una capacitación para el mundo del trabajo, los primeros tienen el ramo de STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemática de manera integrada.
“El gran desafío es la integración. Hoy no hay fronteras en el conocimiento”, afirma Isoda.
La inclusión social y de género es otro de los ejes centrales del proyecto InMside, así como ha sido uno de los ejes centrales del currículo japonés. “En ese país, un equipo se dedica a analizar todos los ejemplos contenidos en el currículos y en los libros de texto, de manera de evitar que se caiga en el desbalance y supervisar que no se fomenten estereotipos de género, sociales o raciales y, a la vez, se estimule la participación de mujeres en áreas de STEM”, explica Roberto Araya, investigador de CIAE y contraparte chilena del proyecto InMside.
Para generar este benchmark para el currículo de los 21 países, el proyecto InMside realizará encuentros con expertos encargados de desarrollar los currículos escolares de todas las economías participantes con miras a analizar la dirección que han tomado las últimas reformas curriculares en matemáticas y en STEAM (que integra, además, las artes), mirando para ello el caso de países líderes como Japón. En los encuentros, que se realizarán en Tokio, Chile y Tailandia, se presentarán conferencias magistrales e informes de las economías, y se planificarán desafíos experimentales para producir ejemplos de clases. “La idea es finalizar con una especie de manual para los desarrolladores de currículos de los 21 países”, finaliza Araya.