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Mitos y realidades sobre el informe Pearson

domingo, 30 de mayo de 2021
Por Gabriela Gómez, Investigadora CIAE. Publicado en Eduglobal, el 14 de Febrero de 2013.
Mitos y realidades sobre el informe Pearson
La publicación del informe de la consultora Pearson sobre la Prueba de Selección Universitaria ha reavivado el debate sobre la calidad de esta prueba y su validez como instrumento de certificación del desempeño de los postulantes a las Universidades Chilenas. Se ha levantado mucho ruido, incluyendo a quienes dicen que la prueba está “mala”, que sería mejor acabar con ella y con todo el sistema de selección. En realidad, a nada de eso alude el informe. También se ha hablado de los sesgos de la prueba, en particular por segregación socioeconómica y por tipo de establecimiento. De esto sí habla el informe, pero solo superficialmente, de hecho se limita a constatar que estas diferencias son reales y propone reducir las variaciones entre subpoblaciones, se trata de las recomendaciones 120 y 121 de 124.

El corazón del informe se refiere a las características psicométricas de la prueba. Ello supone que se trata de un estudio que analiza las propiedades de la PSU en sí misma y no respecto de parámetros externos. Lo que no nos dice el informe es si la PSU es un buen o mal instrumento de evaluación, ni qué alternativa sería mejor para seleccionar estudiantes a la universidad. Sobre lo que sí nos habla, es sobre sus defectos (abundantes) y virtudes (más de las que se creerían). En síntesis, lo positivo es que la prueba es perfectible, no se trata de un objeto antojadizo ni flojo en la búsqueda de sus objetivos, aunque se han tomado decisiones erradas sobre varios puntos. De las observaciones, me parecen destacables: el que se confirme que la prueba perjudica a los estudiantes de los establecimientos Técnico-Profesionales, el que su nivel de ajuste respecto del currículo sea bajo y el que los procedimientos para calcular los puntajes sean demasiado simples e incluso arbitrarios. Este último punto, es el más grave, ya que, finalmente, es el puntaje PSU el objetivo último de todo el proceso y el que decide el porvenir de los postulantes.

A futuro, dadas las altas consecuencias de una buena o mala evaluación, la corrección de los procedimientos deficientes de construcción e interpretación de la prueba no son solo necesarios sino que imprescindibles. Sin embargo es necesario no olvidar lo que ocurriría en la situación hipotética siguiente: ¿qué pasaría si la PSU fuera la prueba perfecta?, ella reflejaría, tal como un espejo, los logros alcanzados hasta ese momento por los estudiantes. Lamentablemente, en ese caso, también se reflejaría todos esos otros factores determinantes de estos logros y que se arrastran desde mucho antes de enfrentarse a la PSU. Nos referimos al origen socioeconómico de los estudiantes, su género, la capacidad de sus padres para acceder a un tipo de establecimiento u otro, la selectividad de los establecimientos educacionales, la repitencia y todos esos elementos cuya capacidad para influir en los resultados ya está abundantemente demostrada.

Autor

CIAE