En Chile, los datos de la encuesta CASEN (2015), dieron cuenta de que el 0,9% de los escolares abandonan el sistema escolar. En total, son cerca de 150 mil jóvenes y niños que no completan su educación escolar. Según el Ministerio de Educación, la mayor cantidad de alumnos que desertan del sistema educacional lo hace en Primero Medio (7,85%) y en Tercero Medio (7,95%).
El impacto económico de la deserción escolar es alto. Un estudio del CIAE, que analizó una cohorte de 142.918 jóvenes entre 15 y 21 años que no completaron la educación media, estimó que la deserción escolar tiene un costo para el país de más de 5.000 millones de dólares. Este impacto económico social se debe a las diferencias de ingresos a causa de no finalizar la educación, empleabilidad, los ingresos que perdió el Estado por impuestos y al gasto en ayuda social y de salud, todo esto durante toda la vida de las personas que abandonaron la educación escolar.
Otra consecuencia económica directa de la deserción y repitencia es el gasto adicional del Estado en subvenciones escolares, que se pagan nuevamente cuando un estudiante repite o que se pierden cuando abandona a mitad de año. Cálculos propios del CIAE estiman que la repitencia y abandono de los niños que ingresaron al sistema escolar entre 2004 y 2015 tuvo un costo de 631 mil millones de pesos. De no hacer nada, el impacto proyectado de la deserción y repitencia puede llegar a un 0,9% del PIB.
“Tenemos que entender que cuando nuestros niños no pueden seguir avanzando en su trayectoria escolar, o dejan la escuela, no estamos hablando de un fracaso personal: es que nuestro sistema educativo el que ha fallado. Esto tiene una serie de consecuencias sociales y económicas, y por eso es sumamente importante que nos hagamos cargo de este problema y especialmente, lo evitemos antes de que ocurra”, explica el investigador del CIAE, Patricio Rodríguez.
Por eso, un proyecto del CIAE de la Universidad de Chile creará un Sistema Nacional de Protección de las Trayectorias Educativas (SNPTE), que, por un lado, estimará el riesgo de exclusión educativa de cada alumno en básica y media; y, por otro, propondrá estrategias de retención para disminuir ese riesgo.
Mediante big data y utilizando técnicas de analítica avanzada, como machine learning (aprendizaje automático de computadores), se desarrollará un sistema que prediga el riesgo de abandono y deserción escolar de un alumno específico, como también indague sobre las causas de la exclusión educativa. “Con esto será posible caracterizar cada alumno según su riesgo de exclusión. Con esta información, se propondrá un conjunto de acciones mínimas estandarizadas para que los municipios, Servicios Locales de Educación y sostenedores privados implementen y hagan seguimiento de ellas”, explica Patricio Rodríguez, director del proyecto.
El proyecto es financiado por Fondef y en él participarán el equipo de Mejoramiento Escolar del CIAE, así como el DEMRE de la U. de Chile.
Para el análisis, se utilizarán datos del Simce, como niveles de logro; del cuestionario Simce, que recoge, entre otros, aspectos como convivencia escolar; y datos del Sistema Información General de Estudiantes (SIGE) dependiente del Ministerio de Educación, como asistencia y rendimiento de los alumnos.
Todo esto permitirá determinar si la exclusión educativa tiene patrones territoriales específicos, tanto en los lugares en que estudian o viven los niños en la transición entre ciclos educativos o entre tipo de colegios (urbano a rural). Además, se estudiará la trayectoria de los estudiantes que abandonaron el sistema escolar previo para detectar su historial de repitencia si provienen de establecimientos específicos.
Asimismo, el equipo analizará estrategias efectivas, tanto a nivel nacional como internacional, con el objetivo de poner a disposición de la comunidad un conjunto de acciones mínimas estandarizadas para que las instituciones educativas gestionen el riesgo de exclusión, por medio de acompañamiento a los estudiantes para que aumenten sus probabilidades de continuar sus estudios. Dichas estrategias de retención estarán sistematizadas y accesibles a través de un portal público.
“Un sistema de alerta temprana solo resuelve una parte muy pequeña del problema. Lo más desafiante es que los colegios puedan acompañar a sus estudiantes para que se queden. Por eso sistematizaremos experiencias exitosas que permitan aumentar la retención. Por eso, hablamos de un sistema de protección de trayectorias educativas” explica Patricio Rodríguez.
El proyecto tiene un plazo de ejecución de dos años, al cabo del cual pasará a manos del Ministerio de Educación, que es la entidad mandante. “La idea es que los Servicios Locales de Educación puedan sistemáticamente implementar estrategias para evitar la exclusión educativa y generando conocimiento que permita mitigar factores de riesgo social y educativos tempranamente para evitar que los niños lleguen a esta situación. Que este sea un piso mínimo para todos los establecimientos del país.”, explica Rodríguez.
El proyecto también propone extender el análisis al término de la enseñanza media, para que a partir de la trayectoria escolar de los estudiantes se pueda predecir el éxito en sus estudios secundarios.