En la actualidad, Chile está en medio de una ambiciosa reforma educativa. Uno de los cambios más sustantivos que se plantean es la nueva institucionalidad de la educación pública, que contempla la creación de los Servicios Locales de Educación Pública (SLE), los que se harán cargo de la administración de los establecimientos públicos en lugar de las municipalidades. Uno de los grandes desafíos que enfrenta la reforma tiene relación con la diversidad geográfica y socio-demográfica del país —a través de su contexto específico de demografía, accesibilidad urbana, concentración de los centros de empleo, segregación socioeconómica, entre otros—, especialmente en la decisión de los tamaños, coberturas de los SLE y la asignación de las escuelas a cada uno de ellos.
Durante los primeros años de escolaridad la cercanía al establecimiento educacional es crítica, especialmente para aquellos estudiantes de grupos medios y vulnerables, puesto que el estar rodeados sólo de escuelas menos efectivas implica casi con certeza que los niños de esos barrios asistirán a este tipo de establecimientos. Así, la libertad de elección podría ser solo retórica, pues las familias vulnerables solo pueden escoger entre establecimientos de bajos estándares.
En este sentido, se vuelve indispensable determinar la accesibilidad potencial de los estudiantes de primer ciclo básico a escuelas “efectivas”. Se consideró que los establecimientos son “efectivos” cuando al menos el 30% de los estudiantes de 4º básico alcanzan el estándar de aprendizaje “Adecuado” en las pruebas SIMCE de Lenguaje y Matemáticas, según la definición del Ministerio de Educación.
Para ello, un equipo integrado por investigadores del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile y el Centro de Inteligencia Territorial de la U. Adolfo Ibáñez construyó un indicador (“Índice de acceso a escuelas efectivas”), que se expresó en mapas que muestran el acceso que los niños entre 7 y 10 años tienen los establecimientos que cumplen dicha condición considerando su propensión de desplazamiento según su nivel socioeconómico. Este análisis se realizó para las principales 22 ciudades del país, con información del año 2012. Las ciudades incluidas son: Iquique – Alto Hospicio, Antofagasta, Calama, Copiapó, La Serena – Coquimbo, Gran Valparaíso, Quillota – La Calera, San Antonio – Cartagena, Rancagua – Machalí, Curicó, Talca, Chillán – Chillán Viejo, Gran Concepción, Los Ángeles, Temuco, Osorno, Puerto Montt – Puerto Varas, Coyhaique, Punta Arenas, Gran Santiago, Valdivia y Arica.
Las conclusiones muestran, en primer lugar, que es posible construir un indicador territorial para orientar las políticas públicas. En segundo lugar, que si bien existen realidades diferenciadas para cada ciudad, lo más común es que exista una concentración espacial del acceso a establecimientos efectivos (y establecimientos en general) en lugares centrales de la ciudad, muchas veces de baja densidad poblacional. Esto genera áreas concéntricas donde el acceso a educación es muy alto y va disminuyendo progresivamente hacia a la periferia.
De la misma forma, lo más frecuente es que los estudiantes de Grupo Socioeconómico (GSE) más bajo se ubiquen en la periferia, teniendo un menor acceso a estos establecimientos. Aquellas escuelas efectivas que no están ubicadas en áreas centrales, generalmente se localizan en torno a población de más altos ingresos, reduciendo el acceso al resto de los GSE.
Para las tres ciudades Metropolitanas (Gran Santiago, Gran Valparaíso y Gran Concepción) tienden a existir mayores inequidades territoriales que en resto. Quizás esto podría deberse a que, al ser de mayor tamaño obligan a los estudiantes a mayores desplazamientos para llegar a escuelas efectivas. Esto, unido a la menor movilidad de los grupos socioeconómicos bajos, podría producir zonas de alta concentración de muy bajo acceso a educación efectiva.
Este proyecto contó con el financiamiento del Ministerio de Educación a través del concurso FONIDE a través del proyecto F911435.
Para saber más
Conocer el acceso a los establecimientos permitiría identificar las zonas donde es urgente mejorar la gestión, para asegurar un acceso más equilibrado a establecimientos efectivos a los niños en todo el territorio.
En este sentido, se generan cuatro categorías que dan cuenta de la concentración de manzanas de acuerdo al acceso que tienen a establecimientos efectivos, identificadas con colores en el mapa.
- Las zonas rojo oscuro dan cuenta de un acceso nulo a escuelas efectivas
- Las zonas rojo claro corresponden a un acceso de entre 0,1 a 0,5 vacantes en establecimientos efectivos por estudiante
- Las zonas amarillas denotan un acceso todavía insuficiente: 0,6 a 1 vacantes por estudiantes)
- Las zonas verdes corresponden a zonas donde hay más de una vacante potencial disponible por estudiante.