Desde antes de la pandemia, la educación chilena enfrenta un escenario de grandes desafíos: persiste un alto porcentaje de estudiantes en niveles insuficientes en lectura y matemáticas; importantes brechas por nivel socioeconómico; un lento mejoramiento del sistema escolar en su conjunto; y extremos niveles de segregación socioeconómica. Sin embargo, la pandemia provocó en Chile, así como en gran parte del mundo, un severo deterioro adicional en las oportunidades educativas de niños, niñas y jóvenes. Es desde esta perspectiva que requerimos analizar los resultados del SIMCE 2023 entregados la semana pasada.
¿Qué dicen esos resultados? Por un lado, la mayor parte del deterioro en los aprendizajes fueron recuperados en estos dos años, tanto en matemáticas y lenguaje de 4º básico y en lectura de 2º medio, mientras que en 2º medio en matemática se revirtió la mitad de las pérdidas observadas. Por otra parte, no se han acrecentado las brechas socioeconómicas, sino que, por el contrario, -incluso en algunos casos- éstas se han reducido, mostrando una enorme resiliencia entre las escuelas más vulnerables. En tercer lugar, la evidencia ha mostrado que, entre los establecimientos de la nueva educación pública, los procesos de recuperación han sido similares al sistema en su conjunto o, inclusive, mejores, dando positivas señales de esta nueva institucionalidad, las cuales hay que reconocer más allá de los importantes desafíos que esta reforma demanda con urgencia. Estos resultados deben ser destacados. Debemos valorar también el enorme y sostenido esfuerzo de las comunidades educativas y las estrategias implementadas por éstas, así como también las acciones de apoyo de autoridades territoriales y nacionales. Debemos trabajar en identificar las estrategias más efectivas y poder replicarlas.
Este es un importante logro, pues la evidencia internacional señala que la recuperación del deterioro debido a la pandemia 2020-2021 en los aprendizajes es muy desafiante. Solo por mencionar un ejemplo: en Estados Unidos, en el periodo 2022-2023, solo se ha recuperado un tercio de lo perdido en matemáticas y un cuarto en lectura y se mantiene una mayor brecha socioeconómica respecto de la situación previa al COVID-19 (New York Times, enero 2024).
A pesar de lo anterior, existen urgentes desafíos vinculados a la pandemia. El primero: aumentó la inequidad de género en los aprendizajes de matemática en contra de las niñas en educación básica y media, mientras que, en segundo medio, el desempeño de las estudiantes retrocedió en más de una década. En segundo lugar, la asistencia promedio de los estudiantes en 2023 fue cuatro puntos menos de lo observado antes de la pandemia. Finalmente, la recuperación en matemática de 2º medio está a medio camino, especialmente entre los establecimientos de grupos sociales medios y medios-alto.
Este diagnóstico demanda implementar acciones específicas para revertir los efectos negativos de la pandemia que persisten. Pero también es necesario reconocer la resiliencia de nuestro sistema escolar y los enormes logros de sus comunidades educativas. Son estos resultados los que nos permiten estar optimistas de que podemos avanzar en los desafíos estructurales que teníamos antes de la pandemia.