Stephen Anderson es profesor del Ontario Institute for Studies in Education , de la Universidad de Toronto. Especialista en la implementación de reformas y programas de cambio, en mejoramiento escolar y desarrollo profesional docente, es un conocedor del sistema educativo chileno. Hace casi una década comenzó sus viajes para trabajar con diversas instituciones en temáticas como calidad, mejoramiento escolar y liderazgo, con las que ha conocido en terreno la realidad de nuestras escuelas.
El experto fue uno de los expositores principales del seminario “Nuevos liderazgos para la Educación Pública: Fortaleciendo la Escuela desde el territorio” , organizado por LIDERES EDUCATVOS, Centro de Liderazgo para la Mejora Escolar encabezado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en alianza con la Universidad de Chile, Universidad de Concepción, Fundación Chile y la Universidad de Toronto.
El Centro de Investigación Avanzada en Educación (integrante de LIDERES EDUCATIVOS) conversó con el experto sobre el proceso de reforma que vive el país y cómo puede impactar la calidad de la educación pública.
-¿Cómo ve el proceso que está viviendo Chile con respecto a la educación pública?
-Veo y pienso, como forastero que visita desde hace ocho años el país, que en Chile hay una gran iniciativa de reforma que intenta recuperar la confianza, la calidad y la equidad de la escuela pública, luego de experimentar 30 años de privatización y competencia. Esto lo distingue de muchas partes del mundo, porque los países en general van hacia la privatización, a pesar de que no hay ninguna evidencia de que con ésta vaya a llegar una mejor calidad o equidad.
Los políticos y el público deberían prestar atención a la experiencia chilena, que demuestra lo que produce a largo plazo este tipo de política neoliberal, que tiene a la competencia como motor del sistema de educación, donde además, la privatización hace que el dinero público vaya al lucro de individuos y no al servicio del mismo público.
-Después de 30 años, ¿cómo podemos evaluar una educación pública altamente relacionada con un sistema de competencia?
-No hay ninguna evidencia que diga que la competencia ayude a que una escuela mejore. La competencia va en contra de la colaboración, más aun cuando está acompañada de indicadores que incentivan el guardar los conocimientos, porque si colaboro, ellos van a tener mejores evaluaciones que yo. Es importante que se comprenda que progreso y la calidad del aprendizaje no dependen de un solo docente, sino de todos, que estén trabajando, pensando y supervisando juntos. En escuelas donde la colaboración es una cultura, los docentes no hablan de “mis” estudiantes, sino de “nuestros” estudiantes.
-¿Qué se puede esperar del proceso de implementación de la reforma si se aprueba?
-La reforma es un gran desafío que tiene Chile. No sabemos si los cambios de infraestructura y política van a dar los resultados que se esperan, o si se van a dar a largo plazo. Pero hay cosas que debemos hacer en el mundo, desde el punto de vista moral, ético y de justicia hacia el bien común. Chile tiene la ventaja de que el impulso por la demanda para la reforma viene del público, por lo que va a ser muy difícil que con un cambio de gobierno, ésta no continúe. Esto es único en el mundo.
-Con esta reforma, ¿solucionamos el problema que hoy tenemos en la educación pública?
-Puedo citar reformas sistémicas en otros países que han logrado hacer los cambios, pero a la vez no han tocado lo que ocurre en la sala. Aun cuando logremos desmunicipalizar las escuelas, crearles un nuevo sistema de apoyo, con colaboración en redes y con foco en liderazgo pedagógico, no veo un discurso sobre lo que pasa en el aula, sobre la calidad y la pedagogía. Sin esto, el riesgo es que finalmente no cambie nada.
Según los estudios, el factor más importante en cuanto al aprendizaje de los alumnos está dentro de la escuela, en la relación pedagógica y social entre el docente y el alumno. Este foco no lo veo acá porque están preocupados del cambio institucional. No hay que pretender que naturalmente haya un cambio en el aula, debido a los cambios institucionales.
-En el seminario habló de apuntar hacia un sistema de educación pública coherente y conectado, ¿qué implica ello para los Servicios Locales de Educación, planteados en el proyecto de ley de Nueva Educación Pública?
-Las expectativas explícitas y centralizadas, y los nuevos agentes (los Servicios Locales), crean una plataforma uniforme para el mejoramiento, con la que pueden desarrollar acompañamiento en promoción e implementación de estos estándares y expectativas nacionales. Esto contribuye a la implementación coherente de los procesos de educación, conectado, que persiga los mismos objetivos y con colaboración entre todos los niveles.