Ana es profesora de biología. Trabaja en dos colegios secundarios y tiene algunas horas como ayudante en la universidad donde se graduó. Ana pide a sus estudiantes que escriban mucho en clase y en casa, desde breves exámenes de control de lectura hasta observaciones grupales en experiencias de laboratorio, diseño de proyectos con hipótesis de trabajo, informes de lectura sobre temas de actualidad o posters para exponer oralmente. Estas formas diversas de escritura, individual o grupal, a partir de géneros discursivos simples y presenciales u otros complejos y más planificados, permiten que los estudiantes aprendan, ejerciten e internalicen los contenidos y competencias de su asignatura. Ana siempre dice que, si un estudiante puede vincular dos o tres fuentes científicas para extraer una hipótesis y luego evaluarla experimentalmente, reportando las conclusiones en un informe de laboratorio, entonces ese estudiante habrá aprendido biología.
En el fondo, Ana cree que la biología tiene una forma de explicar las observaciones, brindar evidencias, usar las lecturas previas, y construir objetividad y autoridad, que no se parece a las formas de hacerlo en arquitectura, filosofía o derecho, por ejemplo. Estas formas de pensar y razonar en biología se escriben mediante ciertas escrituras particulares que permiten al lector reconocer a un miembro de la comunidad. Es por esto que Ana nunca creyó en la distinción entre forma y contenido.
Ana también usa la escritura para evaluar qué aprendieron los estudiantes y qué aspectos todavía hay que revisar o volver a enseñar. Ella ha comprobado en el aula que las correcciones entre pares sirven para que el estudiante tome control de sus decisiones de escritura y reescritura y para que desarrolle estrategias de lectura crítica, planificación, colaboración y revisión. También destina algunas horas del curso para explicar qué tipo de escrito quiere en cada caso, mostrando algunos ejemplos de años anteriores, para brindar retroalimentación general después de cada examen o trabajo, y para dar oportunidades de reescritura que tomen en cuenta lo que se indicó. Estas técnicas le han funcionado mejor que retroalimentar los textos uno por uno, sin anticipar errores típicos, y le han ahorrado mucho tiempo de corrección.
Pero no solo eso. Ana les pide a sus estudiantes que lean notas de divulgación científica o papers accesibles sobre temas interesantes o de actualidad (como enfermedades de transmisión sexual o reacciones químicas en la cocina, por ejemplo). Los invita a buscar y evaluar fuentes distintas, a escribir textos donde ofrezcan una opinión informada sobre esos temas, a dirigirse a interlocutores imaginarios muy distintos a ella (un funcionario de gobierno, un científico famoso, un familiar sin educación universitaria, un profesor de otra asignatura). Los estudiantes deben ejercitarse como escritores creativos y empoderados, aprendices activos de la materia, que toman posiciones y que leen la realidad de formas propias, aunque ajustadas a las expectativas de la disciplina.
Quizás Ana no lo sepa, pero ella es una profesora que sigue la perspectiva del movimiento escribir a través del currículum. Según Charles Bazerman, uno de sus teóricos más reconocidos, "la Escritura a través del Currículum destaca y explicita este aspecto inevitable de aprender por medio de la escritura para mejorar los trabajos solicitados a los estudiantes, el apoyo, y la retroalimentación con la finalidad de avanzar en el conocimiento disciplinario. Este movimiento propone muchas formas de incrementar las oportunidades de los estudiantes para escribir de forma productiva, en varios momentos de los cursos, no solo en los exámenes o la toma de apuntes" (2016, p. 33).
Escribir a través del currículum no significa que los profesores de todas las disciplinas se vuelvan expertos en lenguaje o que se pongan a corregir ortografía y gramática, ni tampoco que los estudiantes tomen más clases de lenguaje, sino que se potencien y se hagan más significativas las actividades de lectura, escritura y oralidad que necesariamente todos los profesores ponen en juego en sus aulas disciplinares en educación media y superior. No se trata de algo nuevo: el movimiento escribir a través del currículum permite sistematizar y sustentar teórica e institucionalmente la importancia pedagógica y curricular de las actividades de lectura, escritura y oralidad que ya existen en clases distintas de los cursos de escritura o lenguaje.
Para apoyar la divulgación de este movimiento en Latinoamérica, investigadores del CIAE, en colaboración con otras instituciones chilenas y extranjeras, tradujeron y editaron recientemente Escribir a través del Currículum. Una guía de referencia , un libro fundamental que resume sus postulados, experiencias y resultados de investigación. Este libro es además el sustento teórico de un conjunto de publicaciones del CIAE que estudian experiencias chilenas y latinoamericanas de escritura a través del currículum.