En este día internacional de las matemáticas, el CIAE del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la U. de Chile le preguntó a cuatro de sus investigadoras con formación en matemáticas, qué las inspiró para formarse en la disciplina, qué obstáculos o desafíos enfrentaron y cómo sus historias pueden inspirar a niñas y jóvenes que deseen seguir una carrera ligada a las matemáticas.

En este día internacional de las matemáticas, el CIAE del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la U. de Chile le preguntó a cuatro de sus investigadoras con formación en matemáticas, qué las inspiró para formarse en la disciplina, qué obstáculos o desafíos enfrentaron y cómo sus historias pueden inspirar a niñas y jóvenes que deseen seguir una carrera ligada a las matemáticas. Aunque con diversa formación e historias de vida -dos son chilenas y dos inmigrantes-, ellas coinciden que siempre hubo un/a profesora que les incentivó y que no hay que temerles a los obstáculos o a la ansiedad por las matemáticas.
Soledad Estrella: “He encontrado más puertas abiertas que barreras”
Soledad Estrella es académica del Instituto de Matemáticas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso e investigadora asociada del CIAE de la Universidad de Chile; profesora de Estado en Matemática, estadística, magister en Didáctica de la Matemática y doctora en Didáctica de la Matemática.
- ¿Qué te llevó a interesarte por las matemáticas y su enseñanza? ¿Hubo algún momento inspirador en tu vida?
Mi fascinación por los números comenzó a los cuatro años. Recuerdo con cariño cómo, siendo una niña en Kínder (comencé a leer precozmente), me cautivaban los datos numéricos que aparecían en las historias de libros de historia. No solo los registraba meticulosamente en los márgenes de los libros, sino que intentaba comprender sus relaciones, especialmente me resultaban fascinantes y misteriosos los números muy grandes.
- ¿Alguna persona influyó en este camino? Si es así, ¿de qué manera?
Mi vocación por la enseñanza se consolidó durante mi experiencia como profesora de matemáticas en un colegio alemán de Santiago. Allí, junto a una querida colega, descubríamos con profunda satisfacción del análisis del razonamiento matemático de nuestros estudiantes. Nos apasionaba investigar el origen de sus errores, si respondían a características propias del desarrollo cognitivo, o a concepciones previas erróneas o a vacíos en su aprendizaje. Esa mirada de diagnóstico nos llevaba a mejorar e individualizar la enseñanza para lograr mejores aprendizajes en nuestros estudiantes. Posteriormente, ese enfoque se consolidó en una estadía académica en Japón, donde descubrí una forma nueva de desarrollar el razonamiento matemático. Fruto de esa estadía y trabajo con el profesor Masami Isoda de la Universidad de Tsukuba, en 2007, traduje una serie de textos escolares de matemáticas de la editorial Gakko Tosho, los que fueron insumos para libros para la formación docente matemática de México; y en el año 2020, también sirvieron de apoyo a los actuales textos de Sumo Primero del Mineduc.
- ¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado en tu carrera en esta disciplina, en un campo tradicionalmente dominado por hombres?
Reconozco que he sido privilegiada en mi trayectoria académica. Si bien el área disciplinar ha sido tradicionalmente masculino, he encontrado más puertas abiertas que barreras. Los pocos obstáculos surgidos siempre se transformaron en oportunidades. Me siento muy agradecida por todos los apoyos que he recibido.
- ¿Qué le dirías a una niña o joven que se interesa por seguir una carrera relacionada con las matemáticas?
Le diría que siga ese interés en la matemática con toda confianza y alegría. Que cada mujer en este mundo tiene un potencial único y, con esfuerzo y perseverancia, puede aportar muchísimo a la sociedad y a sí misma. Que no tema a los desafíos u obstáculos que se presenten, pues con su trabajo y curiosidad científica los puede convertir en fuente de crecimiento personal y profesional/académico.
- ¿En qué estás trabajando actualmente y qué impacto crees que tiene tu investigación en la sociedad o en otros campos científicos en específico en este campo de las matemáticas?
Actualmente investigo en dos líneas complementarias. Por un lado, diseño lecciones de matemáticas que usan recursos didácticos matemáticos innovadores -desde juegos hasta narrativas inmersivas- que desarrollan el pensamiento estadístico y el pensamiento computacional desde la primera infancia y cuidan del bienestar emocional de niñas y niños. Por otro, con un grupo de investigación, formamos a educadoras de párvulos y profesores/as mediante el Estudio de Clases, para que se desarrollen profesionalmente y lleguen a implementar estas lecciones con tareas matemáticas significativas que, además, fomentan la conciencia ecológica y los valores familiares. Creo que esta triple perspectiva —donde los niños son protagonistas de su aprendizaje, los docentes se forman como investigadores reflexivos de su práctica, y las matemáticas ayudan a construir conciencia socioambiental— puede transformar la educación matemática desde los primeros años, promoviendo que los niños y niñas comprendan, disfruten y se relacionen positivamente con las matemáticas, tanto en la escuela como a lo largo de toda su vida.
María Victoria Martínez: “Confiar en una misma es crucial”
María Victoria Martínez es académica de la Universidad de O’Higgins e investigadora asociada del CIAE. Es profesora de Matemáticas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Doctora en Didáctica de las Matemáticas de la Universidad de Granada, España.
- ¿Qué te llevó a interesarte por las matemáticas y su enseñanza? ¿Hubo algún momento inspirador en tu vida?
Siempre me gustó trabajar con números, era como un buen pasatiempo. Desde pequeña acompañaba a mi papá a la oficina y me encantaba ayudarlo con las cuentas.
- ¿Alguna persona influyó en este camino? Si es así, ¿de qué manera?
Mi profesora de 7º y 8º básico fue muy clave en mi gusto por enseñar matemática, ella valoró mi afán por aprender. Lo más importante es que no valoraba la rapidez, sino que valoraba mi pensamiento más analítico, esa fue la clave. Además de una compañera de clase que no le iba bien y yo la ayudaba a estudiar, era un gran desafío lograr mejores notas con ella.
- ¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado en tu carrera en esta disciplina, en un campo tradicionalmente dominado por hombres?
¡Nunca pensé que era un campo “masculino”! Si me lo hubiera planteado quizás habría sido distinto... ahora pienso que confiar en una misma es crucial.
-¿Qué le dirías a una niña o joven que se interesa por seguir una carrera relacionada con las matemáticas?
Le diría que no tenga miedo de dedicarse a hacer lo que le gusta, para mi esa es la clave... nada puede ser muy difícil si realmente te gusta.
- ¿En qué estás trabajando actualmente y qué impacto crees que tiene tu investigación en la sociedad o en otros campos científicos en específico en este campo de las matemáticas?
Trabajo básicamente dos temas: observación de clases y noticing docente. La observación de clases es un gran tema, con el fin de mejorar las interacciones en el aula de matemática y para investigar otros temas, como por ejemplo el desarrollo de habilidades matemáticas. Y el noticing docente es muy interesante, porque es una habilidad del profesor(a) de matemática el percibir, interpretar y tomar decisiones respecto de lo que sucede dentro del aula. Todo lo que signifique enriquecer el trabajo dentro del aula pienso que aporta a una mejor sociedad y a tener niñas, niños y jóvenes formados de manera más crítica.
Farzaneh Saadati: “Las matemáticas no son un talento con el que se nace: se aprenden con constancia y esfuerzo”
Farzaneh Saadati es investigadora del CIAE y académica del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile. Realizó sus estudios de pregrado en Matemáticas en Amirkabir University of Technology (Tehran Polytechnic) y posee un magíster en álgebra en la Shahid Chamran University of Ahvaz. Obtuvo su doctorado en diseño instruccional y tecnología en matemáticas en la Universidad de Putra Malaysia. Llegó en 2015 a Chile a realizar su postdoctorado en el CIAE.
-¿De dónde viene tu pasión por las matemáticas? ¿Qué te interesó y qué te sigue interesando de ellas?
Mi pasión por las matemáticas nació cuando era muy pequeña, sentía una curiosidad infinita por muchos temas. Me encantaba preguntar y luego tratar de juntar las respuestas para entender la historia completa. En algún momento, mis padres me compraron una colección de libros llamada Tell Me Why?, que alimentó aún más mi deseo de descubrir cosas nuevas. Por eso, más allá de los números, lo que siempre me ha interesado —y sigue interesándome— es cómo las matemáticas nos ayudan a pensar, a razonar con claridad y a resolver problemas. Resolver un problema me da una sensación de alegría, de logro. Hoy, desde mi trabajo en investigación, me apasiona explorar cómo enseñar matemáticas de manera que se conecten con la vida real y despierten el interés de los y las estudiantes.
- ¿Alguna persona influyó en este camino? Si es así, ¿de qué manera?
Al principio, las matemáticas no me gustaban mucho. Me parecía mucho más interesante la clase de ciencias, porque hacíamos experimentos en el laboratorio y todo era nuevo para mí. ¡Yo quería ser Marie Curie en aquel entonces! Más adelante, me enamoré de la ingeniería y soñaba con ser como Edison. Recuerdo que cuando tenía nueve años construí un juego de prueba eléctrica de mano firme —ese en el que, si tocas el alambre, se enciende una luz—. Mi padre fue mi principal animador en ese momento. Luego, nos mudamos a otra ciudad por el trabajo de mi papá y en la nueva escuela tuve una profesora que marcó una diferencia. Cada semana nos desafiaba con una pregunta de matemáticas difícil. Teníamos una semana para resolverla y yo sentía que debía demostrar que podía encontrar la respuesta. Siempre pensaba: si la profesora hizo la pregunta, es porque tiene solución, y si hay una solución, ¿quién mejor que yo para encontrarla? Creo que esa experiencia me ayudó mucho a ganar confianza en mí misma. Tuve la suerte de contar con profesores que creyeron en mí y me apoyaron. Eso marcó una gran diferencia. Recuerdo que me sentía mucho más motivada cuando entendía el “por qué” de lo que estábamos aprendiendo.
- ¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado en tu carrera en esta disciplina, en un campo tradicionalmente dominado por hombres, más aún en Irán?
Estudié mi licenciatura en la Universidad de Tecnología e Ingeniería porque, en la sociedad iraní, la ingeniería tenía mucho más prestigio que las ciencias sociales. En esa universidad había muchas mujeres en matemáticas, pero eso cambió en el máster: yo era la única mujer en un grupo de nueve.
Inmediatamente comencé a trabajar como profesora de matemáticas en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Azad. Fue una experiencia intensa, muy rica y especial. Yo era apenas la segunda profesora de esa universidad y tenía una pequeña diferencia de edad con mis alumnos, que eran en su mayoría hombres. Al principio, realmente no me creyeron. Recuerdo a un grupo de seis estudiantes que hicieron una apuesta entre ellos: estaban seguros de que encontrarían un problema de matemáticas que yo no pudiera resolver. Cada vez que me hacían una nueva pregunta, si yo resolvía el problema, uno de ellos perdía la apuesta. No sabía nada sobre apuestas. Después me contaron que, siempre que me veían resolver un problema, decían: "¡Oh! ¡Fue tan fácil!". Se dirían unos a otros que la próxima vez deberían pensar en una pregunta más difícil. Pero eso los convirtió en los mejores estudiantes y en mis mejores recuerdos de enseñanza. Por supuesto, esta relación y competencia con colegas masculinos no fue tan fácil ni siempre fluida.
-¿Qué le dirías a una niña o joven que se interesa por seguir una carrera relacionada con las matemáticas?
Les digo que no están solas. Muchas personas se sienten ansiosas por las matemáticas, y eso no significa que no sean capaces. No tiene nada que ver con ser mujer. Todos tenemos la capacidad de aprender. Las animo a tener paciencia consigo mismas, a permitirse cometer errores, a hacer preguntas sin miedo y a buscar formas diferentes de aprender. Cada error y cada desafío es parte del proceso. Las matemáticas no son un talento con el que se nace: se aprenden paso a paso, con constancia y esfuerzo. Lo más importante es no rendirse. Ser perseverante, trabajar con dedicación y confiar en una misma hace toda la diferencia.
-¿Por qué es importante aprender matemáticas? Independientemente del país, ¿qué permiten?
Las matemáticas están presentes en casi todo lo que hacemos: desde tomar decisiones económicas hasta comprender fenómenos naturales. Aprender matemáticas desarrolla el pensamiento lógico, la capacidad para resolver problemas y la habilidad de comunicarse con claridad. Son herramientas para la vida. Más allá de los contenidos específicos, las matemáticas nos enseñan a pensar con precisión y creatividad, algo imprescindible en cualquier parte del mundo. Recuerdo que teníamos un profesor de matemáticas —un matemático muy reconocido en Irán— que un día, después de enseñarnos un tema complejo, mientras nosotros protestábamos diciendo que era muy difícil y preguntábamos: “¿Para qué sirve esto? ¿Qué tiene que ver con nuestra vida?”, nos dijo: “¡Probablemente nada! Pero lo importante es que, gracias a esto, quizás ustedes estén mejor preparados que otros para encontrar soluciones a los problemas reales de su vida”.
Luz Valoyes, investigadora asociada: “El camino es más fácil cuando se realiza de manera colectiva”
Luz Valoyes Chávez es Profesora Asociada en la Facultad de Educación de la Universidad Católica de Temuco e investigadora asociada al CIAE de la Universidad de Chile. Doctora en Educación Matemática por la Universidad de Missouri-Columbia, Estados Unidos.
- ¿Qué te llevó a interesarte por las matemáticas y su enseñanza? ¿Hubo algún momento inspirador en tu vida?
Me iba muy bien en el colegio en matemáticas, disfrutaba resolviendo ejercicios. En mi época de estudiante de secundaria se enfatizaba la memorización y la repetición de procedimientos, así que realmente era muy fácil "ser buena en matemáticas" si tenías buena memoria.
- ¿Alguna persona influyó en este camino? Si es así, ¿de qué manera?
En octavo grado me dio clases de algebra una nueva profesora que, a diferencia de los profesores anteriores, tenía buenas bases didácticas. Su nombre es María Villafañe. Recuerdo que me motivaba a ser mejor en matemáticas. Me daba ejercicios más difíciles y me daba clases extras en su casa, cuando terminaban las clases. Además, me prestaba libros de matemáticas un poco más avanzados. Ese momento definió mi gusto por las matemáticas y mi interés por cursar una carrera con un componente matemático.
- ¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado en tu carrera en esta disciplina?
Mi trabajo como formadora del profesorado de matemáticas es complejo. Creo que uno de los mayores desafíos es transformar las imágenes que los y las futuras profesoras traen sobre las matemáticas: que son infalibles, cultural y políticamente neutrales y que solo ciertas personas con una habilidad natural pueden aprenderlas.
- ¿Cómo ha sido tu experiencia de desarrollo profesional en un campo dominado por hombres y además viniendo de otro país?
Creo que las mujeres migrantes en la academia enfrentamos retos de credibilidad, por ejemplo, y de barreras institucionales que nos impiden o dificultan avanzar en la carrera.
- ¿Qué le dirías a una niña o joven que se interesa por seguir una carrera relacionada con las matemáticas?
Que el camino en el campo de las matemáticas es más fácil cuando se realiza de manera colectiva, en compañía de otras mujeres y de personas aliadas. Las redes de apoyo son fundamentales.
- ¿En qué estás trabajando actualmente y qué impacto crees que tiene tu investigación en la sociedad o en otros campos científicos en específico en este campo de las matemáticas?
Mi investigación se centra en la formación del profesorado de matemáticas en contextos escolares culturalmente diversos. Espero que contribuya a reconocer y valorar las prácticas matemáticas y epistémicas de las distintas comunidades y grupos humanos en el país y a mejorar los procesos de aprendizaje y enseñanza de las matemáticas de manera que todos los estudiantes, independientemente de su género, etnia, raza o clase desarrollen un pensamiento matemático que les permita ejercer como ciudadanos.